45.

1K 112 22
                                    

DESESPERACIÓN

• • •


→ A N N A L I S E ←





Observo con atención el anillo plateado entre mis dedos, lo muevo de tanto en tanto y con un simple movimiento termina entre mi palma. No dejo de verlo siempre que puedo, porque el peso de la decisión está sobre mí y me está consumiendo en estos últimos días.

Besar a Elliot estuvo mal, él tenía razón, lo sentía. ¿Cómo no hacerlo? Hacía mucho que la pregunta rondaba en mi mente porque estaba segura de quererlo, más no sabía el modo en el que ese amor que sentía se había convertido.

Suspirando, volví a guardar el anillo en el cajón de mi buró. La noche anterior al beso con Elliot había sido toda una revelación para mí, porque tenía esta idea de que mi relación con Liam era duradera, pero no esperé que de verdad fuese tan real. La idea del matrimonio jamás había rondado por mi cabeza, nunca lo pensé de esa forma porque era consiente de que quería ir lento con la persona que estuviera a mi lado, no quería correr.

Pero entonces llegó Liam y me mostró ese anillo.





—¿Has pensado en algo más que esto? —me susurró, mientras me abrazaba cuando estaba preparando la cena.

Dejé que la pasta comenzara a enfriarse, mientras, puse un poco de mantequilla para que se derritiera en el sartén.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—A una vida así —Nos señaló—. Una rutina, donde estés por la cocina, después yo lave los platos y nosotros terminemos en la cama, abrazados, leyendo algún libro.

Levanté ambas cejas, imaginando la escena y la verdad era lo que hacíamos casi todo el tiempo, mucho más cuando yo tenía mis días sin Robbie porque me quedaba sola en el departamento.

Agregué la crema espesa y el queso parmesano al sartén, para nadie era un secreto que uno de los pocos platillos que sabía preparar era la pasta Alfredo.

—Eso suena a lo que siempre hacemos —respondí.

—No como yo quisiera, Ann.

Dejé la mezcla y lo miré, él tenía una sonrisa socarrona en el rostro y sus ojos verdes me miraban en todo momento.

—He tenido esta loca idea rondando por mi cabeza desde hace algún tiempo, después pensé que no era tan loco porque de verdad te quiero, te amo.

—Liam...

—Espera, Anna, quiero terminar de hablar —Asentí—. Sé que no es un ideal para ti, aun estás en la escuela y posiblemente no lo veas como algo cercano en un futuro, pero no puedo dejar de pensar en algo que no sea en mi apellido seguido de tu nombre. Lo idealizo y entonces quiero que de verdad suceda.

Su apellido después de mi nombre. Mierda.

—Quiero que envejezcas a mi lado, que compartamos más, que tengamos hijos.

Me alarmé al escuchar eso último. Después de tener a mis hijos pensé en esa posibilidad muchas veces y siempre me aterraba, tal vez porque fui mamá muy joven, o porque mi parto fue un trauma, pero la idea fue descartada de mi futuro porque no estoy lista, no ahora. Liam lo sabe, él siempre ha sabido que después de mis hijos no pienso tener más. No por ahora.

—Liam, hemos hablado de los hijos.

—Lo sé. No voy a presionarte sobre eso, te lo prometo. Y también sabes que, aunque decidas no tener más, te amaré de igual manera.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora