10.

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CAMBIO DE PLANES

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→ A N N A L I S E ←


Sus ojos cafés me estaban penetrando, esperaba que confirmara lo que estaba diciendo, pero no me sentía capaz de decirlo en voz alta.

Ni siquiera podía asimilar la idea de estar embarazada, no podía decirlo en voz alta aún. Mis ojos se cristalizaron aun más e intenté decir que sí, pero estaba en shock, tenía la garganta seca y sabía cómo hablar en este momento.

—¿Cuándo te enteraste? —Su pregunta estaba murmurada, miraba una y otra vez hacia las pruebas de embarazo que estaban en cada una de sus manos, levantaba la mirada unos segundos, pero después agachaba la mirada, parpadeaba, supongo que esperando que fuera una ilusión visual.

Dile la verdad, Anna...

—La noche que me pediste que nos viéramos.

—¿Y por qué no me dijiste antes?

—Terminaste con esto antes de que me enterara, no sabía cómo acercarme para decirte que estaba embarazada.

—Mierda —gruñó—. Esto es una mierda, es una puta broma... dime que son pruebas baratas que no funcionan... ¡Dime!

Me estremecí ante su grito, y me alejé, aun en cuclillas me alejé, pero terminé dejando caer mi trasero contra el piso.

Sabía, que de todas las reacciones que pudiera tener Elliot, esta no era la que estaba en mi cabeza. Esperaba que huyera ante la idea de ser papá, pero no me esperaba que me gritara en estos momentos.

—Lo siento —susurré—, yo...

Elliot dejó caer las pruebas contra el piso y se levantó, de inmediato me tendió la mano, con mucha cautela, la tomé.

—Yo tenía tanto estrés por la universidad que no me di cuenta de mi retraso —le expliqué—. Siempre estuve segura de que un embarazo no podía existir porque usabas protección, pero estuve leyendo un poco y los condones terminan no siendo 100% efectivos.

—Eres hija única, pensé que no eras tan fértil.

—Bueno la fertilidad no solo depende de mí, ni siquiera sé cuántos hermanos tienes.

Abrió la boca, sorprendido, ambos éramos dos cerebros que al parecer no sabían nada sobre biología, pero ese no era el punto, aquí lo que importaba era que estaba embarazada por condones que no funcionaron bien, a menos que...

—Una vez no usaste condón... —comencé—. No sé con exactitud cuántas semanas tengo.

—El punto es que estás embarazada ahora —dijo, estaba enojado, nada de lo que pudiera decir en estos momentos para calmar su rabia podía cambiar su actitud—. Esto arruina todo. Maldición.

Sus ojos se tornaron oscuros, y yo me sentía demasiado asustada porque no sabía cómo hacer para lograr que esta pesadilla terminara.

—Tengo que irme —solté—. Debo ir a trabajar dentro de una hora y apenas tengo tiempo para cambiarme.

Sin decir nada más, y sin esperar que esta vez él me intentara detener, me fui.

No quería que me viera soltar más lágrimas, no necesitaba que viera lo débil que puedo llegar a ser. Caminé por el pasillo que me parecía eterno, comencé a bajar los escalones y no lo aguanté más, me puse a llorar, como una niña pequeña, como el mismo día que me enteré de la muerte de papá, como el día que dejé mi hogar para intentar tener un mejor futuro.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now