01.

5.5K 279 48
                                    

¿ALGUNA VEZ...?

• • •



Tomé el horario de clases entre mis manos mientras Ian a mi lado miraba su teléfono, los horarios de él y míos no coincidían, sobre todo teniendo en cuenta que él tenía menos materias que yo.

Se suponía que iniciábamos el tercer semestre y pues Ian ya llevaba uno de retraso gracias a unos problemas con Contabilidad.

—Tengo que recuperar esa materia —dijo él mientras miraba todas las materias de su horario—. Me voy a quemar hasta el culo con estas clases.

Me reí. Era imposible no hacerlo cuando era demasiado ocurrente.

—Son prácticamente seis meses, puedes tomarte el tiempo —le dije.

—¿Tú crees? Porque mierda que necesito recuperar las materias que perdí por puto. ¿Qué iba a saber yo? Ni por la cabeza me pasó que Miranda fuera hija del señor Patters. El viejo me reprobó por haberme acostado con su hija.

—Miranda sabía lo que tenían.

—¡Pero está loca! Yo le dije que nada de dramas después de meterla y sacarla. ¿Qué hace? Corre a los brazos de su papi diciendo que le prometí la luna y las estrellas.

—¿Y no fue así? —le pregunté.

Ian hizo una mueca.

—No creo...

Comencé a reír entre dientes mientras negaba con la cabeza.

Cuando llegamos a nuestra habitación de residencia, me dejé caer en la cama mientras tiraba mi maleta con todas mis pertenencias, se suponía que solo los chicos foráneos eran los que tomaban este tipo de decisiones sobre mudarse a una residencia. Yo toda mi vida había vivido en Phoenix, Arizona, y eso no quería decir que para tomar mi independencia total tenía que mudarme de la ciudad, al contrario, así resultó ser más fácil para mí mientras Ian y yo encontrábamos un departamento en renta. Cosa que resultaba ser difícil en este lado de la ciudad, y no porque no hubiese disponibles, sino porque eran demasiado costosos que no podíamos darnos ese lujo.

Froté mi rostro con una mano mientras pensaba en las cosas que quería hacer, y una de ellas era saber si me darían ya mi residencia. Quería adelantar ese proceso y sé que con mi promedio lo lograría, podría avanzar más.

—¿Haz pensado en las cosas que no hemos hecho desde que llegamos a la universidad?

—No, Ian, no he tenido tiempo.

—Pues porque eres el puto genio, pero sabes que no hemos ido a esas fiestas locas que hacen al regresar a clases.

—No voy a fiestas, Ian. —Mi tono de voz sonó cansado, demasiado.

Estábamos justo hoy a tres de enero, y el imbécil de Ian exageraba cuando decía cosas como esas, justamente hoy mi hermano estaría festejando el primer cumpleaños de su hija. Lilia, la pequeña que hace un año llegó para iluminar las vidas de todos, sus ojos azules me tenían atrapado como un idiota porque para ser sinceros era una niña hermosa. Mi hermano se merecía unas buenas felicitaciones, porque aunque lo negara, por más que quisiera realmente, la niña se parecía más a él que a su madre.

—¡Vamos, Elliot! Nunca te he visto ir a una fiesta desde que estamos en la universidad.

—Porque las fiestas no me gustan —dije con simpleza—. No tengo grandes amigos con los cuales pasar el momento, no me sé adaptar como tú.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now