III : Niñero

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Pasaron dos días desde el echo con los cuadros de Belle, esto impidió que la joven bajara de su habitación durante los días, debido a que estaba intentando recuperar los cuadros perdidos, que claramente no iba a recuperar en cuestión de dos días.
Su puerta se mantenía completamente cerrada con llave, impidiendo que cualquiera pudiera ingresar por aquel marco de puerta.
Su padre siempre iba por el día y tocaba su puerta, rogándole que bajara, que hablara con Lexi, pero ella seguía negandose.
Hace dos días no hablaba con George, no mantenía contacto con el, cosa que no inmutó a Belle, debido a que esa no era su preocupación.
En estos momentos Belle agradecía que tenga un baño propio, de esa forma no tendría que salir ni para eso.

-Belle... Belle, ya pasaron dos días, debes comer algo... -rogó su padre en un tono de tristeza, aún que Belle sabía que este era actuado, ya que siempre lo hacía.

Sin embargo Belle no le prestó atención a las súplicas de su padre, ni siquiera las habrá de escuchar, debido a la concentración que aplicaba a sus pinturas.

-¡Belle pedazo de idiota, ya sal de esa estúpida habitación o romperé la puerta!. -amenazo su hermano del medio, Emery.

Pero nunca la rompió, ni siquiera se atrevio a irrumpir en la habitación por apariciones, simplemente dejo en su soledad y concentración a la joven.

Belle había terminado su quinto libro del día cuando el reloj marco las 03:30 de la madrugada, junto con eso, un ruido en la pequeña habitación -donde anteriormente la habitaban cuadros- se hizo escuchar.
Belle miro hacia la puerta y levantándose de la silla camino hasta ella, tomo el manubrio y abrió la puerta lentamente, hasta que pudo prender la luz, dentro de este se encontraba Harry y Ron.

-Mierda, me asustaron. -dijo Belle volviendo a cerrar la puerta, dejándolos encerrados ahí dentro.

-¡Belle abre! --pidió Harry mientras sus puños golpeaban suavemente la puerta cerrada.

-¡No me gusta la oscuridad, por favor! ¡¿Eso es una araña?!. -Ron soltó un grito ahogado.

Belle ante las súplicas y gritos de los chicos no pudo evitar soltar una carcajada, por lo tanto decidió abrir la puerta, dejándoles paso hacia su habitación como tal.

-Mierda Belle, unos minutos más y enterrabamos a Ron. -Harry se sentó sobre la silla del escritorio para admirar el cuadro recién terminado.

-Si lo tocas tendrá que acostumbrarte a vivir con nueve dedos, Harry. -Belle aparto el cuadro.

-Las cosas están aburridas en la casa Belle, deberías ya de bajar ¿No crees? -la voz de ron sonaba tímida.

-No, aún debo...

-Terminar los cuadros. -agregaron al unisono Harry y Ron.

-Exacto.

-Pero mínimo deberías bajar a comer.

-No, aún debo recuperar todo lo perdido.

-Puro bla bla, puedes comer nada te lo impide.

Belle fulminó a los dos chicos con la mirada.

-Pero si quieres quedarte aquí...

-¡Ron cállate, eso quiere escuchar! -Harry golpeó suavemente a Ron en la nuca.

-Ya cállense ambos y salgan de mi habitación, muchas gracias. -Belle comenzó a empujar a los chicos fuera de su habitación, hasta lograrlo y cerrarles la puerta en el rostro.

Ambos de quedaron estupefactos y luego de unos segundos se giraron para ir hasta la planta baja.
Al llegar todos se encontraban sentados en la extensa mesa de la cocina, ellos se sentaron en los únicos lugares disponibles.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Where stories live. Discover now