XXI : Shifferman

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-Crei que te había dicho que no quería que vuelvas a ver a George. -surgio una voz masculina desde el umbral de la puerta.

Belle lo reconoció al instante, su padre, Remus, seguro la estaría mirando con aquella mirada fulminante y segura que Belle odiaba de pequeña, la cual le creaba una furia incontrolable.

Sin embargo, aún sin despegar la vista de su libreta y sin levantar el lápiz de las hojas, separó sus labios para contraatacar.

-¿Desde cuándo decides mi vida?. -soltó Belle, intentando no dirigirle aquella mirada de odio que estaba plasmada en su cara.

-No estoy decidiendo por tu vida.

-En realidad tomaste la decisión de "alejar" a George de mi sin ni siquiera consultarmelo.

Remus rodó los ojos, entornandolos hacia la libreta que su hija mantenía sobre las sábanas, viendo como está garabateaba líneas que no llevarían a crear ninguna forma.

Reconoció su actitud, obviamente estaba intentando controlar su enojo garabateando líneas por doquier.

-Estaba haciendo lo correcto. -soltó, aún admirando las líneas de la libreta hasta que de repente se detuvieron.

-Para ti, no para mí.

-George te lastimar una y otra vez, no se puede esperar nada de ese tipo inservible de chicos.

-Piensa lo que quieras, no me interesa.

Un profundo silencio interrumpido por el canto de Emery proveniente de la ducha, se profundizó en la habitación.

Parecía abrir paso q la competencia de quién de los dos estaba más enojado que el otro, pelea que siempre terminaba en dejarse de hablar durante días y días.

-Tu terquedad me impresiona.

Belle contuvo una risa que amenazaba por escaparse, ¿Terca, ella? Debía de ser un chiste.

-No soy terca por pensar de una forma diferente a ti, simplemente soy más inteligente.

Belle cerró la libreta golpeando la tapa superior, colocándola debajo de su almohada, sin admirar ni una vez el rostro de su padre.

¿Por qué debía de meterse en sus problemas?.

El golpazo de la puerta la hizo sonreír, había logrado que su padre se enojara tanto como para golpear la puerta contra su marco.

Sin embargo, el canto desafinado de Emery que venía desde el baño la hizo carcajear.

-¡Ya cierra el hocico, cantas como cerdo!. --grito Belle lo suficientemente alto como para que Emery la escuchase.

-¡Ya te gustaría cantar como yo, envidiosa! -grito desde la regadera, logrando que Belle se carcajear aún con más fuerza.

...

-Veneno.

-¿Que? No, muy normal.

El ruido de las plumas cayendo sobre la mesita de trabajo llenaron el silencio en el cual se había sumido la habitación.

-Solo tirenle un puto Avada Kedavra. -sugirió una voz masculina desde el fondo de la habitación, el cual no era casi visible gracias a la oscuridad en la que se internaba.

-Moriría sin dolor, ¡Piensen!. -la fuente de aquella voz femenina golpeó la mesa con sus puños en una forma de llamar la atención, causando el despertar de los búhos al rededor de la habitación.

-¿Y que mierda piensas que estamos haciendo?.

La frustración de las tres personas dentro de aquella choza hizo el ambiente aún más tenso, mientras los tres volvían a sumergirse en un silencio profundo, mientras intentaba buscar por los rincones más abandonados de su mente alguna forma de llevar a cabo su plan maquiavelico.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora