XLV: Aberforth.

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Las semanas transcurrieron con normalidad. Las visitas al hospital habían formado parte de la rutina diaria de Belle, quien no había logrado establecer una conversación con Molly Weasley en todo el tiempo que las dos se encontraban juntos en la habitación.

Sabía que algo le ocurría, incluso, hasta George parecía saberlo, sin embargo ninguno de los dos hablo sobre la extraña conducta que Molly había adoptado encontrá de Belle.

Debido a que pronto George podría volver a casa, Belle dejo de ir frecuentemente al hospital a pedido de Molly, quien tampoco lo planteo de la manera mas sutil.

Una tarde en la cual Belle había insistido en ir al hospital a ver a George, Molly la recibió de la manera mas fría y poco deseada. La mujer comenzó a lanzar comentarios irritadores hacia Belle, quien estaba a punto de explotar, normalmente lo soportaria, pero lo que no soportaria era que Molly la atacase sin razones aparentes.

—No deberías de ir a mi casa durante un tiempo — hablo Molly, guardando la ropa de George dentro de un bolso desgastado por el tiempo —. No creo que a George le haga bien verte... ya sabes, por el.

Belle frunció levemente el ceño, dejando caer al suelo unas tijeras quirúrgicas. Aprovechando que los medicos se habían llevado a George para hacerle unos últimos estudios antes de darle el alta del hospital.
Fred se coloco a un lado de la platinado lanzandole ciertas miradas burlonas.

Se giro, entablando aquella discusión que parecía que la matriarca Weasley ansiaba por tener.

—Dime cual es tu problema conmigo Molly, suéltalo y terminemos con esto de una vez por todas. —— cruzo sus brazos sobre su pecho, entornando la mirada marron brillante de la mujer, quien frunció el ceño con molestia.

Miro en dirección a Belle, colgándose el bolso con ropa sobre el hombro.

—Puedes engañar a mi hijo, Belle, pero no a mi — avanzo unos pasos, en un intento de intimidar a la, nuevamente, pelinegra, sin embargo, esta no dio ni un paso atrás —. No eres una mujer para el — las palabras lograron impactar contra el pecho de la muchacha —, el merece otro tipo de mujer.

—Puedes ser su madre, Molly, pero tu no vas a decidir con quien se relaciona durante toda su vida — un color rosado sombreó todo el rostro de la Weasley —. De otro modo puedes hablarlo con George, supongo que estará encantado de escuchar como su madre se entromete en su vida amorosa otra vez, ¿no crees?.

Molly enfureció, aferrando la tira del bolso a su mano.  Largo un leve suspiro antes de salir a zancadas de la habitación, en busca de su hijo.

Belle le siguió el paso, cierta sonrisa triunfadora se había formado en su rostro al quedar con la ultima palabra, y, con la mas inteligente.

Estaba dispuesta a continuar molestando a Molly durante todo el recorrido hasta la recepción cuando el patronus de Harry se materializo frente a ella. Se agacho hasta quedar a la altura del ciervo fantasmal, este se inclino sobre la pelinegra, despidiendo de su silueta una nube de color celeste.

"Ven a Grimmauld Place, ahora" 

La voz de Harry sobresalió del ciervo, quien a los segundos desapareció, dejando un rastro de polvillo celeste.

Al levantar la mirada se percato que Molly y Fred ya se habían perdido de su vista, dejándola completamente sola en aquel pasillo vacío.

Tardo unos cuantos segundos antes de lograr hacer una aparición rápida en la residencia de Sirius Black. La voz de Black retumbaba contra las paredes, probablemente estuviera discutiendo con alguien en la cocina.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Where stories live. Discover now