XXIV: Hallada.

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Pasaron algunos días desde el fallecimiento de Dominique, y la última vez que habían visto a Belle fue el día del entierro de Dominique. Luego, está desapareció sin decirle nada a sus seres más queridos.

Cómo si se hubiera esfumado como la pólvora al poner un pie fuera de la carpa donde se había llevado a cabo el entierro del joven difunto.

Pero la realidad era que Belle, con aquel dinero ahorrado de la venta de sus cuadros, consiguió rentarse un pequeño departamento dentro de un edificio muggle.

De esa manera, intentando sentirse más libre de expresar su dolor y sentimientos con bastante facilidad.

...

El ruido tempestuosos de un plato chocando contra el piso fue lo suficiente como para irritar a la joven. Bufo con furia y se agachó a recojer los pedazos de cerámica rotos extendidos por el suelo.

—Mierda... —musitó al ver los pedazos de cerámica dispersos por el suelo.

Los tomo uno por uno juntandolos en la palma de su mano, y cuando todos estaba juntos, lanzó los trozos de cerámica a la basura. Llevando una mano a su frente para frotarla con rudeza.

Sus manos tocaron el cerámico de la mesada, apoyando el peso de su cuerpo contra este mismo.

De repente, unos pasitos apresurados se comenzaron a escuchar por el pasillo, logrando que su concentración se esfume rápidamente.

Al levantar la vista, una pequeña elfa doméstica —a la cual le había ofrecido trabajo, para no sentir la soledad inundarla de a poco— , la miraba con cierto enojo.

La ex-elfa doméstica de Dominique Clardword, que lamentablemente el día de los echos no se encontraba en la viviendo del joven Clardword.

—La señorita Belle no puede hacer eso, la señorita Belle debe relajarse y quedarse tranquila. —hablo en un regaño la elfa, para comenzar a limpiar el piso.

—Lo se kink, pero si no hago absolutamente nada mi cabeza va a explotar.

La elfa suspiro con calma, para sonreírle con gracia a la joven.

—La señorita Belle debería ir a descansar, ya son las doce de la madrugada, señorita Belle. —Kink palmeo con amabilidad la mano de la joven muchacha, quien le dedicó una sonrisa.

—Maldito dolor de cabeza. —murmuro, llevándose una mano hacia la frente para frotarla con suavidad.

La elfa le dedicó una mirada preocupada, ya que Belle estaba sufriendo de estos dolores de cabeza ya hacía un tiempo.

Sin contar los vomitos, y dolores de estómago que le agarraban de la nada.

—Por eso, señorita Belle, debe descansar. —hablo la elfa, sonriendole.

—Y no olvides que tu también —volvio a tomar postura, colocando la taza de café en su lugar— nos vemos mañana, Kink.

Ambas se despidieron.

Al llegar a su habitación y cerrar la puerta; Belle, despejó su cama de las sábanas que la cubrían, lanzandose sobre está cuál trampolín.

En realidad, que nadie supiera dónde estaba era algo que la relajaba, ya que sabía que nadie llegaría a su departamento para hacerle un escándalo e intentarla convencer de volver a casa.

Dió un respiro profundo, ingiriendo todo el olor a aromatizante de naranja que había en su habitación, a la vez que el viento helado ingresaba por la ventana frente a ella, golpeando su piel y estremeciendola al segundo.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin