XXXIX: De verdades y mentiras.

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El sonido chispeante de la chimenea acaparaba el silencio tenso que se prolongaba alrededor de la cocina de la residencia Black, mientras las personas que rodeaba la cocina permanecían observando la pelea en la cual Sirius y Remus discutían con furia.

Una posición en la cual nunca se había visto al par de amigos, quienes parecían escupir veneno con cada palabra que salía de sus bocas.

—¡Te dije que no quería verte por aquí, Remus!.

—¡Borraron la memoria de mi hija, Sirius, es necesario que la vea!. —— grito el patriarca Lupin intentando retener unos cuantos puñetazos dirigidos a su amigo, el cual lo observaba con el entrecejo completamente fruncido.

—¿¡Desde cuándo te preocupas por ella!?. — el Black sentía sus ojos arder por la furia cargada, mientras Remus intentaba ocultar su indignación.

—¡Desde siempre, Canuto, soy su padre!.

—¿¡Desde siempre!? —— pregunto sarcastico Sirius, quemando con su vista los ojos del Lupin — ¡Cuando Lexi rompió sus cuadros lo menos que hiciste fue apoyarla, te importo poco que tú hija se viera destruida luego de perder su fuente de comodidad y cariño! ¡Jamas te importo tu hija menor y ambos sabemos la razón! ¡Ahora déjate de dartela de buen padre preocupado y lárgate de mi puta casa!.

Remus se acercó a su amigo amenazadoramente, sin embargo, el Black no dió ni un paso atrás, manteniendo su postura firme y fría como hacía minutos.

Antes de que alguno de los pudieran lanzarse sobre el otro y comenzar una pelea, rápidamente Arthur Weasley y Harry lograron separarlos un par de metros.

—¿¡Pueden dejarse de payasadas!? ¡Ni siquiera es tan grave lo que le ocurrió, pudo haber sido mucho peor!.  — se quejo Lexi, tomando a su padre del brazo.

George la miro enfurecido, apretando su mano en forma de puño ante toda la tensión y enojo que sentía.

—¡Claro, dices eso por qué no fue a ti a quien olvidó por completo, Lexi!. — soltó George, tomando una postura furiosa.

Todos giraron a observarlos, desde lejos podían notar lo dolido y lo triste y enojado que se sentía al ver que Belle fue forzada a olvidarlo.

Lexi le sonrió con suficiencia, acercándose lentamente hacia el.

—¡Oh miren, pobre Georgie, su amor lo ha olvidado completamente! ¡Tengan cuidado, seguramente inunde la casa con sus estúpidas y asquerosas lágrimas falsas! — Lexi miro con cierta burla al pelirrojo, mientras esté se limitaba a mantener una expresión fría —, ¡Admitelo, tan solo te duele el no poder volvertela a follar!.

—¿¡Que!? — George se acercó a ella, sintiendo la furia correr por su cuerpo—,  ¡Que cantidad de idioteces que dices, Lexi! ¡Ni siquiera deberías de estar aquí, eres la última persona a la cual le interesa el estado de Belle y siempre ha sido asi! ¡Poco te importa si Belle está herida, enferma o muerta, lo único que te interesa es robar la puta atención todo el tiempo, pero debes aceptar que jamás serás la protagonista en la vida de absolutamente nadie ya que nadie te soporta ni te soportará jamás!.

—¡George Fabian Weasley!. — grito Molly desde el otro lado de la cocina, sorprendida por las palabras de George.

Normalmente, el jamás se hubiera comportado así con una mujer, por lo tanto,  decirle todas esas cosas a una mujer era motivo de sorpresa para todos las personas en la cocina.

Pero Lexi no era una mujer, llamarla así sería un insulto para todas las mujeres.

Lexi levantó su brazo, dispuesta a golpear a George en la mejilla, sin embargo, alguien detrás de ella la empujó hacia atrás, listo para retenerla.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Where stories live. Discover now