XXVIII: Padre

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Las rodillas de la bruja cayeron sobre la tierra húmeda del abandonado bosque, resonando un grito agudo de fondo.

Los pajaros en las copas de los árboles despegaron vuelo al oír el grito agudo proveniente de algún rincón del bosque en penumbra.

A su alrededor, otras tres personas encapuchadas veían intrigada la escena que ejercía la bruja mayor.

Las lágrimas de la bruja se estrellaban contra la tierra, humedeciendola aún más de lo que de encontraba, sintiendo como su interior se derrumbaba al ver las cenizas de lo que alguna vez, había sido su centro de pociones.

Todo se había ido a la mierda.

—¿¡Quién fue!? ¿¡Quién mierda ha sido!?. —la bruja se levanto de un salto, empuñando una daga contra los tres presentes junto a ella.

Todos la miraron con una expresión de miedo, podían sentir sus huesos temblar debajo de su carne.

Darela inspeccionó con la mirada a cada uno, mientras retenía un grito frustrado.
Los presentes se acercaron a las pocas cenizas que el viento había dejado, admirando como de estás, se desprendía un humo completamente negro y sofocador.

Magia negra.

—¿¡Fuiste tú!? ¿¡Eh!?. —Darela empuño la daga contra Nick, quien adoptó una mirada aterrada al ver cómo la joven presionaba la punta de la daga contra su pecho.

—¡No! ¡Te juro que no!. —las palabras de Nick temblaron en su garganta, ocasionandole sentir un miedo inagotable. La daga se hundió con más fuerza, sintiendo como la punta de la daga se había internado en su piel— ¡Darela no he sido yo! ¡Lo juro!.

Darela lo fulminó con la mirada, quemandole cada parte del cuerpo posible.

—¡Es obvio que ha sido el! ¡Cuando consiguió su objetivo con Dominique nos viene y nos traiciona! —Sonia camino hasta Darela, aún intentando mantener la mirada clavada en Nick, pero está se le desviaba a su capa.

En la capa, ciertos rastros de quemaduras recientes aún se mantenía en su capa.

—¡Tiene la capa quemada! —Sonia señaló la zona consumida por el fuego, y Darela le siguió la mirada.

Sin más pensarlo, hundió más la daga, pero aún no lo suficiente como para causarle daño.

—¡Es un error! ¡Les juro que yo no hice nada, por favor!. —las suplicas del joven se lograban escuchar por todo el bosque, mientras sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Un fuerte golpe en la espalda lo obligó a caer de rodillas al suelo.

—¿¡Cómo te atreves a traicionarnos!? ¡Esto es una deslealtad! ¡Es una falta de respeto a nuestro círculo!. —Arela se inclino sobre el cuerpo de Nick, gritándole todo tipo de cosas para destruirle cualquier tipo de ganas de vivir que su cuerpo reservase.

—¡Nick eres un traidor!. —repitieron las tres mujeres al mismo tiempo.

"No... No... No" fue lo único que pudo repetir Nick antes de sentir como una daga puntiaguda se hundía en su cuerpo con rapidez, apuñalandole la piel y los órganos.

La sangre broto de sus heridas, mientras su vista se comenzaba a nublar con rapidez.

Los pinchazos en su piel se dejaron de sentir, y en algún momento, lo único que recidia en aquel lugar de el, era su cadáver ensangrentado.

Darela se separó, mirando sus manos llenas de sangre y empuñando con fuerza la daga, también, repleta de sangre de un traidor.

Soltó la daga, admirando con fulminacion el cuerpo apuñalado en el suelo, sin vida.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Where stories live. Discover now