XXV: De vomitos y dolores.

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Al verlo, Belle borró su sonrisa, gesto que no pasó desapercibido por George. Sintiendo un poco de decepción y tristeza al notar aquel gesto que reflejaba lo poco que la pelinegra quería volver a verlo.

Pero admitía que se lo merecía.

El rubio al darse cuenta de que estorbaba, se giró en dirección a Belle.

—Bueno. Nos vemos, Belle. —se despidió, caminando hacia la puerta de su departamento, no sin antes ganarse una mirada asesina del pelirrojo, contestandole con una mueca fría y sin expresión alguna.

—Nos vemos.

El rubio ingreso a su departamento, dejando completamente solos a Belle y a George, ambos mirándose fijamente.

El pelirrojo comenzó a caminar hasta Belle, sin embargo, está cerró la puerta con rapidez, haciéndole señas de ojos a Kink para que está se escondiese y no fuera vista por George.

Suspiro con rudeza al escuchar como este golpeaba suavemente la puerta de su residencia.

—Belle, cariño... ——rogo el pelirrojo, golpeando un par de veces la puerta.

El silencio predominó en Belle, corrompido por la suplicas de George.

—¿Para que mierda vienes si sabes que esto va a suceder? —pregunto con el celo fruncido, resignada a jamás abrir la puerta.

—Belle, necesitamos hablarlo. —dijo detrás de la puerta, dejando unos pequeños golpecitos.

—Vete a la...

Sin embargo sus palabras fueron obligadas a quedar en el aire al escuchar como Kink la interrumpía con gentileza.

—Ama, si quiere mi opinion, debería hablar con el y que le de sus explicaciones —los ojos saltones de la elfa se clavaron en Belle—. Usted no está desenamorada del joven Weasley. —la elfa desapareció con un chasquido de dedos, seguramente ahora estaría refugiada en el baño.

Belle suspiro con fuerza, resigandose a abrir la puerta, tomando el manubrio de la puerta y abriéndolo lentamente, al abrirla, George seguía ahí, con una media sonrisa formada en su rostro al ver cómo Belle cedía ante sus suplicas.

—Pasa antes de que venga el de seguridad. —hablo sin ganas Belle, tomando con brusquedad el brazo del pelirrojo y empujándolo dentro del departamento.

Cerró la puerta de un ligero portazo.

El silencio inundó la habitacion, rodeando el lugar de un aura tensa por parte de ambos.

Sin embargo, George parecía más feliz de verla a ella que ella verlo a el.

George se detuvo a mirarla por unos segundos, su piel pálida y las pocas pecas y lunares de su rostro resaltaban sus ojos oscuros.

Y sus labios tan rosados como siempre lo estaban: tan apetecibles.

Moría por agarrar uno entre sus labios.

Sin embargo, Belle no se detuvo a examinar en ningún momento a aquel pelirrojo frente a ella. Ya que bien sabía que volvería a caer.

—¿Se puede saber cómo mierda me encontraste? —hablo rompiendo con el silencio Belle, ganándose una mirada apenada del pelirrojo.

—Yo... Yo tenía una idea de dónde podrías estar... más bien, todos la teníamos. —respondio George, intentando desviar su vista de los pechos de la joven, los cuales ya habían estado sobre sus manos un par de veces.

—¿Tan predecible soy?. —bufo.

Y otra vez, silencio.

—¿Quién era el?. —pregunto George con un poco de celos en su interior, ya que a primera vista parecía que aquel hombre le estaba coqueteando.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Where stories live. Discover now