XXXIV: Vainilla y Lavandas

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Al sentir que sus rodillas impactaron contra el piso pulcro de madera de la residencia lupin, rápidamente sacudió su abrigo, echándole un vistazo a la residencia.

Las luces se encendieron con rapidez, molestándote a la vista. Al fijarse mejor, Remus y Tonks permanecían de pie frente a la puerta de la sala, mirando la escena con desconcierto y casi horrorizados.

Emery se mantenía arrodillado en el suelo, apretando al niño contra su pecho, mientras las lágrimas fluían de sus ojos sin fin.
El dolor que sentía se expandió por todo su cuerpo.

-¿Dónde está Belle?. --pregunto con impaciencia el patriarca. Al ver que George no contestaba, rápidamente se apresuró hacia el, tomándolo de los hombros con fuerza-. ¿¡Dónde está Belle!?.

-Se la llevaron... -confeso Emery. La voz en sus palabras se encontraba completamente destruida.

Remus soltó los hombros de George, dejando que este de tambaleara por unos segundos.

Camino hacia su hijo, tomando a Teddy entre sus brazos, notando el estado excelente en el cual el niño se encontraba. Simplemente parecía estar en un sueño tan profundo como irreal.

Rápidamente, Tonks arrebato a Teddy de los brazos de su esposo, abrazándolo contra su pecho con toda sus fuerzas, sintiendo el corazón volverle al cuerpo luego de pensar que jamás volvería a casa.

George y Remus ayudaron a Emery a recobrar la postura, levantandola empleando todas sus fuerzas para intentar mantener de piel al rubio, quien solo podía lamentarse y sollozar sin remedio alguno durante horas.

-Emery... la buscaremos, pero para eso primero debes de calmarte, por favor. -rogo el pelirrojo, palmeando la espalda del rubio.

Emery suspiro con fuerza para dejar escapar un sollozo.

-¡Es mi culpa!... si yo no le hubiera dado la carta, si hubiera ido yo, probablemente...

-Le hubieran hecho daño a Teddy. -agrego Remus, apretando el brazo de su hijo con poca fuerza para lograr hacerlo entrar en razón-. El ya no estaría aquí, Emery. Pero Belle es fuerte, se defenderá. La encontraremos, hijo mío.

Ambos se dieron un abrazo cariñoso, compartiendo entre sus cuerpos unidos el dolor de haber perdido a una hija y hermana. Aquel dolor poco frecuentado, pero el que muchos desean jamás pasar.

George entorno sus ojos hacia los hombres, quienes parecían destruirse poco a poco, derrumbarse sobre el piso de madera, quedando sus restos despareamados por cada rincón polvoriento de la casa.

La puerta principal se abrió con brusquedad, dejando ingresar a esta, tres hombres, dos pelirrojos y un azabache.

Fred, Ron y Harry ingresaron a la sala con cierto desconcierto, notando la tristeza que rodeaba la sala con profundidad.

Fred admiro a los hombres por unos segundos, para luego acercarse lentamente hacia su gemelo, quien parecía perdido entre los rincones más inexplorados de su cabeza.

-George... -toco su hombro, obteniendo una mirada sería pero con cierto toque de tristeza-. Iba a preguntar si todo estaba bien, pero mejor me la reservo. -desvio sus ojos hasta Tonks, quien mantenía a Teddy, completamente adormecido, sobre su pecho.

-Mierda. -solto, sin poder contener el dolor que arrebata su ser, dejando expulsar alguna que otra lágrima.

Fred palmeo el brazo de su hermano, transmitiendole el apoyo necesario.

Serendipia Pelirroja | G Weasley | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora