Capítulo 172: Soy un Hombre que Conoce los Principios del Marxismo

9.5K 2K 1.1K
                                    

Chen Ge soltó a Xiao YuAn, se frotó las comisuras de los ojos y suspiró.

—Médico Xiao, no ha sido fácil para mí verlo. ¿Sabe que si alguien quiere encontrarse con usted, tiene que informar primero a Su Majestad?

Xiao YuAn: —...No, no lo sabía. Espera, todavía no puedo creer que ya seas un General. Entonces, ¿estuviste en la corte hoy?

Chen Ge se sirvió un vaso de agua fría de la mesa, y se lo bebió de un solo trago. Mientras se limpiaba la boca, y sin dejar que Xiao YuAn terminara su pregunta, exclamó:

—¡Sí! Esta vez, la corte estaba asesorando a Su Majestad, pero una cuestión resultaba más complicada que la otra. Una de ellas era que Su Majestad siempre ha respetado al viejo General Xue. Pero por alguna razón, después de su regreso, Su Majestad seguía siendo el mismo, sin embargo el respeto había desaparecido. Incluso se podía sentir una pizca de animosidad que chispeaba entre los dos.

Xiao YuAn parecía tranquilo en la superficie, pero su corazón estaba sacudido desde hace tiempo por una ola tormentosa. Curvó ligeramente sus dedos, obligándose a calmarse, y preguntó: —¿Cuál es la segunda cuestión?

Chen Ge respondió: —En segundo lugar, hoy casi todos los funcionarios civiles y militares de la corte se inclinaron y aconsejaron a Su Majestad sobre lo mismo; pero Su Majestad se apartó fríamente, dejándolos arrodillados en el mismo lugar. Médico Xiao, ¿Sabe usted a qué se debió eso?

Xiao YuAn sonrió.

—¿Qué otra cosa podría ser, sino más que por mí?

—Médico Xiao —Chen Ge contuvo una sonrisa, y dijo más seriamente—; hoy, yo estaba entre esas personas.

Xiao YuAn expresó un ligero «Hmmm».

Inesperadamente, a Xiao YuAn no le importó mucho. Chen Ge se quedó estupefacto al principio, pero luego se tocó la cabeza, y sonrió. Tras suspirar, dijo:

—Médico Xiao, espero sinceramente que usted pueda estar con Su Majestad, pero no quiero que el antiguo Emperador del Reino del Norte esté con mi Emperador. Por culpa de usted, toda la corte se conmocionó, y todos ellos están cuestionando la capacidad de Su Majestad. Lo más temible al establecer un estado, es que el corazón del pueblo no esté unido. Así, será difícil que el Emperador siga su propio camino en el futuro.

Xiao YuAn no tuvo la intención de contener su sonrisa, mientras decía: —Chen Ge, has dicho esas palabras tan duramente, como si quisieras obligarme a querer marcharme. ¿Fue el General Xue quien te enseñó este truco?

Chen Ge se rascó la cabeza, y susurró:

—Sí, sí. Debido a las instrucciones de Su Majestad, el general Xue no puede verlo, así que me pidió que lo intentara. Médico Xiao, no me culpe, el General Xue es mi salvador. Le admiro mucho, y... —Chen Ge hizo una larga pausa antes de continuar—; y, creo que todas las palabras del General Xue son muy razonables.

Xiao YuAn expresó otro «hmmm», y no dijo nada más.

Chen Ge sabía que este era el final de su conversación, así que se levantó, sacó una carta de su manga y la puso sobre la mesa.

—El general Xue me pidió que le pasara esta carta. No creo que haya ninguna palabra buena escrita en ella. Así que, médico Xiao, puede leerla si quiere, o quemarla si no quiere.

Después de decir eso, Chen Ge se levantó, cerró el puño y comenzó a alejarse. Después de dar dos pasos, escuchó al hombre detrás de él gritar de repente: —¡Chen Ge!

Los pasos de Chen Ge se detuvieron al escuchar a Xiao YuAn decir: —Gracias por llamarme 'Médico Xiao'.

Chen Ge se quedó en su sitio durante unos segundos, y respondió:

Buscando el HaremWhere stories live. Discover now