Capítulo 73: Lo Lamento, Pero el Protagonista Puede Hacer lo que se le Plazca

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En el libro original, Xie Chungui era la última pulgada de orgullo y la última hebra del espíritu militar del Reino del Norte.

Un chico de diecinueve años con su propia persistencia, pasiones y creencias.

Ésa persistencia es la de negarse a dejar que un fuerte enemigo invada el territorio del país, aunque el resultado sea ser pisoteado por miles de caballos militares.

Xiao YuAn sabía que tener a Xie Chungui en el frente, a pesar de que el país fuera invadido, debía ser peor que matarlo.

Además, si no se ocupan de los bárbaros de la frontera norte, seguramente se volverán aún más agresivos. Y para cuando el Reino Yan del Sur envíe sus tropas a luchar, quizás el Reino del Norte se enfrente a la situación de ser atacado por el enemigo de ambos lados.

Xiao YuAn cerró los ojos y pensó por un momento. Al final, suspiró y elevó lentamente su cabeza.

—Levántate.

Xie Chungui no cumplió esta orden, siguió arrodillado en el suelo: —¡Su Majestad!

Xiao YuAn golpeó furiosamente su silla y se puso de pie.

—¡Levántate! Dirige las tropas a la frontera norte y recupera la ciudad. ¡Qué falta de autoridad al tratarnos como buscapleitos! ¡Asegúrate de matarlos a todos! ¡Haz que supliquen la ayuda de sus antepasados! ¡¡¡No se atreverán a venir al Reino del Norte en su próxima vida!!!

El corazón de Xie Chungui tembló y sus ojos brillaron:—¡¡Gracias, Su Majestad!!

Cuando Xie Chungui se fue, Xiao YuAn se sentó lentamente, cubriendo su adolorido pecho. Sus ojos estaban un poco desanimados, como si hubiera perdido la cabeza después de intentarlo todo. Sacó una caja de madera de su manga, había dos horquillas que yacían quietas en le interior, una era roja y la otra blanca.

—¿Por qué siempre es así...? —Xiao YuAn murmuró en voz baja y con resignación.

Había decadentes voces mundanas que respondían a esta pregunta dentro del corazón de Xiao YuAn, pero no estaba dispuesto a escucharlas, ni una sola palabra.

El Reino del Norte estaba preparado de antemano, y con una orden militar, Xie Chungui podía partir al día siguiente. Solo era cuestión de cambiar el destino del Reino Yan del Sur al de la frontera norte del Reino del Norte.

A la luz de la luna, en una tienda militar, Li Wuding llamó a Xie Chungui para que bebiera vino con él: —En unos días, estarás en el campo de batalla por primera vez. Te daré algunos consejos, ¿me escucharás?

Xie Chungui tomó su taza de porcelana y se bebió el licor de un solo tragó.

—General Li, por favor dígame, Chungui es todo oídos.

Li Wuding sonrió superficialmente: —Protege el país, protege a tu Xiongdi¹, y también... protégete a ti mismo.

Los ojos de Xie Chungui eran muy firmes: —Chungui siempre tendrá estas palabras en mente.

Li Wuding dijo impotente: —No prometas tan rápido, debes recordar cuidadosamente el tercer consejo.

—Lo recordaré —Xie Chungui asintió con la cabeza, como un niño que escucha atentamente. Lleno de ambición, habló con valentía—. Quiero romper las tiendas militares de esos bárbaros, exterminar el desierto y exterminar su clan. ¡Hacerles saber lo que sucederá si deciden invadir nuestro Reino del Norte!

Li Wuding levantó su gran palma y cubrió el cabello oscuro de la cabeza de Xie Chungui: —Aún eres joven, y sin embargo tu cerebro tiene buenos pensamientos. ¡Si ganas, vuelve lo antes posible y lucha conmigo de nuevo!

Buscando el HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora