Capítulo 75: Los Lamentables Huesos que Yacen Junto al Río Wuding...

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Más tarde esa noche, las banderas de batalla ondeaban con fuerza en el viento frío y las aparentemente delgadas carpas militares fueron instaladas como si pudieran ser derribadas en cualquier momento por la tormenta.

Desde el interior de la tienda militar del Reino Yan del Sur, salía un melodioso sonido de flauta, como si estuviera contando un secreto escondido en el fondo de cien pies de hielo. Entonces, de pronto, empezaron a aparecer densas grietas en la superficie del hielo, y el sonido de la flauta se detuvo repentinamente.

En ese momento, Yan HeQing frunció el ceño, se quitó la flauta de jade de los labios y la sostuvo en sus manos. Examinándola cuidadosamente, con cautela y con amor conforme se levantaba la cortina de la tienda. Un hombre de mediana edad, vestido con una túnica de batalla militar, entró con las manos abajo. Con una barba que adornaba su cara, y un aura impresionante, su rostro también se parecía al de Yan HeQing, pero el rostro de este hombre estaba también desgastado por el clima, y sus ojos estaban llenos de las peripecias del mundo humano.

Yan HeQing rápidamente semicubrió la flauta de jade con su manga y se puso de pie para decir respetuosamente: —Tío.

Mirando a Yan HeQing, Xue Yan dijo en un profundo tono de voz: —Las recientes victorias sucesivas en la guerra han sido duras para ti, descansa temprano y nutre tus fuerzas.

Yan HeQing respondió: —Gracias, tío.

Xue Yan le dio una palmada en el hombro a Yan HeQing, y sus ojos se posaron en la flauta de jade de su mano. Xue Yan frunció el ceño y su mirada se volvió severa: —HeQing, piensa en tus padres fallecidos, piensa en la gente y los soldados del Reino Yan del Sur. No olvides el odio de tu familia y de tu país.

Yan HeQing bajó la mirada, la mano que sostenía la flauta se estrechaba gradualmente: —HeQing entiende.

Cuando Xue Yan miró a Yan HeQing, su mirada tenía tres partes de amor y siete de severidad.

Como para cada padre, un niño sigue siendo un niño para ellos. Incluso si ya están establecidos, formaron una familia, y han resuelto todo por su cuenta.

Xue Yan sentía exactamente eso por Yan HeQing.

Xue Yan recordó una época en la que Yan HeQing era todavía un niño. Mientras que los otros Príncipes del Reino Yan del Sur se peleaban, tratando de ganar el favor de sus padres, el Emperador y la Emperatriz, Yan HeQing fue el único de ellos que, mientras sostenía un libro militar de guerra, se acercó a él y le preguntó: —Tío, esta tierra está dividida en cuatro reinos, eventualmente, eso llevará a un disturbio. ¿Tiene el Reino Yan del Sur el poder militar para luchar contra ello?

En ese momento, los ojos del joven eran como estrellas, brillando en los Nueve Cielos¹, y el amanecer de la vida bajo el vasto cielo.

Xue Yan sabía desde hace mucho tiempo que Yan HeQing era extraordinario. Sabía que el Reino Yan del Sur tendría un tipo de gloria diferente en las manos de Yan HeQing. Sin embargo, nunca esperó que el Reino Yan del Sur también experimentaría un desastre que casi destruye el país.

La expedición del Reino del Norte al Sur casi masacró a toda la Familia Real Yan, y la tierra también fue dividida por el Reino Wu Occidental, robando al propietario mientras su casa estaba en llamas². Xue Yan, después de soportar miles de dificultades, finalmente logró rescatar a Yan HeQing del Reino del Norte.

Una vez fue un adolescente en la tribulación de perder toda su juventud e inocencia. Y escondida en lo profundo de sus ojos, había una furia aborrecible. Eso era lo que Xue Yan quería ver de Yan HeQing, una voluntad que fuera lo suficientemente fuerte como para sacudir el cielo y la tierra.

Buscando el HaremWhere stories live. Discover now