Capítulo 190: ¿Xiao? ¿Te Arrojas a mis Brazos? ¿Yu? ¿No Funcionó? ¿An?

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¿Xiao? ¿Te Arrojas a mis Brazos? ¿Yu? ¿No Funcionó? ¿An? ¿Me Estás Echando? ¡Mi Amada Esposa!

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El impacto fue tan fuerte, que los órganos internos de Xiao YuAn casi se descolocaron. Sus ojos estaban empañados y un dolor intenso surgió en su garganta mientras el aire era sacado a la fuerza de sus pulmones. Sintiendo que su cuello iba a ser aplastado y retorcido en cualquier momento, Xiao YuAn solo podía sisear impotente mientras intentaba luchar con fuerza; pero sus movimientos fueron detenidos por Yan HeQing. Justo después de eso, fue estampado contra la pared de nuevo, solo que esta vez, la cabeza de Xiao YuAn fue golpeada, haciéndole sentir como si su mente estuviera pitando, y su visión fuera borrosa.

Yan HeQing no le dio a Xiao YuAn la oportunidad de explicarse, ¡ya que tenía la intención de matar en su mente!

Xiao YuAn trató de hacer que Yan HeQing le escuchara, pero estaba siendo ahogado tan fuerte que apenas podía respirar, y mucho menos hablar. Si esto seguía así, ¡realmente sería estrangulado hasta la muerte por Yan HeQing!

El cuerpo de Xiao YuAn se sintió muy frío mientras confiaba en el puro instinto para seguir luchando. Al mismo tiempo, su mente estaba llena de todas las maldiciones que no podía esperar a gritar a Yan HeQing, ¡por intentar asesinar a su propio esposo!

Al ver que las manos de Yan HeQing eran como cadenas de hierro despiadadas, cada vez más apretadas, una persona se precipitó de repente. Mientras esa persona se arrodillaba frente a Yan HeQing, no dejaba de inclinarse y exclamar.

—¡Su Majestad! ¡Su Majestad, por favor, no se enfade! ¡Su Majestad, no puede matar en este lugar! ¡Se manchará con la sangre! ¡Perjudicará su pureza! ¡Su Majestad! ¡Por favor, tenga piedad!

Esta persona no era nada más ni nada menos que Tian Xiang.

Las palabras de Tian Xiang devolvieron ligeramente la cordura a Yan HeQing, y cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, miró hacia la tumba, soltando lentamente el cuello de Xiao YuAn.

Xiao YuAn entonces cayó al suelo, se arrodilló torpemente y se frotó el cuello, tratando de respirar mientras tosía y jadeaba incesantemente. Su cuello estaba ahora lleno de moretones azules y morados, donde los colores más oscuros parecían frutas y verduras podridas. Quería decirle a Yan HeQing que él era Xiao YuAn, contarle su pasado juntos. Pero en cuanto abrió la boca, descubrió que había perdido la voz. Le dolía mucho la garganta y solo podía pronunciar murmullos impotentes.

Después de que Yan HeQing les ordenara fríamente que salieran, se inclinó para recoger la flauta de jade.

Tian Xiang se apresuró a levantar a Xiao YuAn y se esforzó por llevárselo. Cuando Xiao YuAn se giró a regañadientes, súbitamente se congeló en el lugar.

Yan HeQing, quien estaba medio arrodillado frente a la flauta de jade, sostenía con una mano uno de los restos de la flauta de jade que aún estaba en el suelo. Como si fuera incapaz de recogerla, cerró los ojos en silencio y derramó una clara línea de lágrimas.

Xiao YuAn se separó de Tian Xiang, queriendo desesperadamente correr de vuelta a Yan HeQing, y sacudir sus hombros para que lo mirara. No obstante, se oyó el sonido de los Guardias Imperiales que patrullaban el lugar donde estaba el Templo del Cielo. Cuando entraron en la casita, presionaron a Xiao YuAn en el suelo, y luego lo arrastraron fuera.

Xiao YuAn forcejeó locamente. Aunque su garganta estaba muy seca y dolorida, no temía perder la voz mientras gritaba con todas sus fuerzas. Hasta que, finalmente, los sonidos de los murmullos formaron una palabra: —¡Yan...! ¡Yan...!

Buscando el HaremWhere stories live. Discover now