Capítulo 10

14.8K 1.8K 663
                                    

Hubo un largo y tenso silencio mientras todos miraban al hombre que había sido una rata hace unos momentos.

-Sirius, R-Remus-, tartamudeó Pettigrew. -Mis viejos amigos-.

Harry observó con disgusto cómo Pettigrew intentaba suplicar ayuda a Lupin, insistiendo en que Black intentaba matarlo. Lo cual, bueno, no se equivocaba: por algo Lupin aún no le había dado una varita a Black. 

Cuando eso no funcionó, se dirigió a Harry, arrojándose a los pies del chico y pidiendo clemencia.

-Ya está bien-, espetó Snape, levantando la varita. -Tu palabrería ya era bastante mala cuando éramos colegiales-. Agitó la varita y Harry se estremeció, temiendo lo peor. Pero, en lugar de eso, salieron disparadas unas cuerdas que rodearon a Pettigrew con fuerza.

-Déjame matarlo, Snivellus-, gimió Black, como un niño pequeño que no quiere compartir sus juguetes. -¡O Remus, él puede hacerlo! La rata tiene que morir!-.

-Remus siempre se ha enorgullecido de no matar nunca a un humano indefenso-, dijo Snape con calma. -Sería una pena empañar eso ahora-.

-Si lo matas, nunca serás libre-, habló Harry, sus pensamientos se movían rápidamente. -Si lo llevamos al Ministro, confesará y tendrás un juicio apropiado. Podrías limpiar tu nombre-. Podría volver a ser el padrino de Harry.

-Harry tiene razón-, coincidió Lupin. -Azkaban puede tenerlo-.

-Bien-, hizo un mohín Black. -Pero si te transformas, Peter, te mataremos. Incluso podría dejar que Snivelly lo hiciera. He oído que puede ser bastante creativo-.

-¿Debes hacerlo, Sirius?- Lupin gimió, con la cabeza entre las manos durante un breve instante. -Pensé que habías aceptado dejar de usar ese nombre cuando Lily te hechizó por ello-.

-Ups-, respondió Black, totalmente impenitente. -Debo haberlo olvidado. Azkaban, ya sabes. Realmente se desgasta el cerebro-.

-Deberíamos irnos-, dijo Harry. Si tenían suerte, tal vez el Ministro todavía estaría en la escuela. -¿Y Ron?-.

Un movimiento de la varita de Snape, y la rodilla grotescamente angulada de Ron estaba atada y entablillada. -Mobilicorpus-, murmuró, levitando el cuerpo inconsciente del pelirrojo.

-Vigilaré a éste-, dijo Lupin con una mueca, manteniendo su varita apuntando firmemente a Pettigrew, mientras les pasaba a Harry y Hermione la suya. Hermione tomó la suya con dedos temblorosos; parecía que no sabía muy bien qué hacer con toda la situación. 

Y así, juntos, emprendieron el viaje de vuelta a Hogwarts.

Era la procesión de personas más extraña de la que Harry había formado parte, y se quedó mirando la espalda de Sirius mientras atravesaba el túnel. Su padrino. El hombre del que tanto había oído hablar; incluso cuando Lupin intentaba no hablar de él, no podía evitarlo. Todas las historias de James Potter parecían incluir a Sirius Black. 

Black no dejaba de mirar a Harry por encima del hombro, receloso e inseguro. Ninguno de los dos habló... no hasta que se alejaron del túnel, y del vicioso árbol bajo el que vivía. 

-Yo... Moony probablemente te lo dijo, Harry-, comenzó Black vacilante, -pero yo... soy tu padrino-.

-Sí, lo sé-. Harry se mordió el labio, sin saber qué más decir.

-Bueno, quiero decir que si me libero- eso me convierte en tu tutor. Si... si quisieras eso-. Black claramente malinterpretó la mirada de shock en el rostro de Harry, mientras se encorvaba sobre sí mismo. -No pasa nada si no lo quieres, estoy seguro de que quien tienes es estupendo, sólo...-.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now