Capítulo 62

8.9K 1K 201
                                    

A quienquiera que se le ocurriera volver al colegio en el Autobús Noctámbulo, Harry quería hechizarlo. No tenía ni idea de por qué no podían coger el tren como el resto de los alumnos; que se hubieran ido en circunstancias inusuales no significaba que tuvieran que volver en ellas.

Pero, por suerte, ninguno de ellos perdió el desayuno -(lo que era más de lo que Harry podía decir de otros pasajeros del autobús)- y con Tonks y Remus de acompañantes, todos volvieron al colegio de una pieza. Harry abrazó fuertemente a Remus en la puerta del colegio. 

-No te metas en líos-, dijo Remus, y Harry se rió.

-Chiste gracioso, Moony-, se burló, haciendo que el hombre lobo pusiera los ojos en blanco.

-No te metas en demasiados problemas-.

Eso seguía pareciendo una orden muy alta para Harry, pero no discutió, permitiendo que Tonks lo envolviera en un abrazo y le alborotara el pelo. -Nos vemos, chico-, dijo alegremente. -Que tengas un buen trimestre. Dale a la vieja Umbridge el infierno de mi parte-.

-Haré lo que pueda-, respondió Harry. -¡Nos vemos en verano!- A menos que ocurriera algo drástico, no saldría del castillo en las vacaciones de Pascua. Tenía demasiado que estudiar para eso. 

Los cinco se dirigieron hacia el castillo, con el temor cayendo sobre ellos como una cortina al ver el imponente edificio. -Vamos a ver cuál es el daño, entonces, chicos y chicas-, suspiró Fred, empujando las puertas. 

Por suerte, evitaron a casi todo el mundo hasta que llegaron a la Torre Gryffindor. Y allí, los únicos que sentían curiosidad por saber por qué se habían ido eran los que se alegraban de verlos de vuelta. Fred le dio a Angelina un beso llamativo y exagerado en medio de la sala común, mientras George hacía la mímica de las arcadas detrás de ambos. 

-Muy bien, Harry. Ginny-, saludó Neville, saludando alegremente. Harry miró a Ginny, preguntándose si le había escrito esa carta a Neville, o si pensaba hacerlo en persona. Por la sonrisa de madera en su rostro, Harry apostaba por lo segundo.

-Hola, Nev. ¿Qué tal el resto de tus vacaciones?-.

-Sí, muy bien. Oye, mira ¡la abuela me ha comprado una varita nueva!- El chico rubio la mostró con entusiasmo. -Me dijo que, con la forma en que iban las cosas en la escuela, podría terminar en una pelea, y no quería que dañara la de papá-. No era exactamente lo que Harry le había dicho, pero el resultado era el mismo. Por fin, Neville tenía una varita adaptada a su magia.

Por mucho que Harry quisiera coger su capa y su mapa y dar caza a Draco, había echado de menos a sus amigos... y no quería ser sospechoso. Así que dejó que Neville le contara lo que ocurría en el invernadero de su casa, y luego, cuando ella llegó, la Navidad de Parvati en la India con su familia. Ella hablaba de los lugares de allí con la seguridad de que algún día podría enseñárselos también a Harry, y a éste le dolía el corazón de añoranza. 

El Decreto de Educación sobre el que Susan le había escrito parecía ser la única novedad que había aparecido durante las vacaciones. Harry se preguntó cuánto tiempo tardaría en llegar el siguiente; seguramente Umbridge se estaba quedando sin cosas que prohibir.

El día fue sorprendentemente relajado, justo hasta la cena, cuando Harry entró en el Gran Comedor e inmediatamente vio a Umbridge mirándole con esa sonrisa demasiado dulce en la cara. No reaccionó y se dirigió directamente a la mesa de Gryffindor. Su prohibición de mezclar las casas a la hora de comer seguía vigente, pero todo lo que significaba ahora era que los estudiantes comían lo más rápido posible y luego se iban a otro lugar a socializar. 

Al otro lado del pasillo, Harry captó la atenta mirada de Blaise Zabini. Asintió discretamente con la cabeza; había captado el mensaje. 

Efectivamente, el Slytherin apareció al lado de Harry cuando éste se alejaba del Gran Comedor, y la pareja se metió subrepticiamente en un salón, haciendo guardia. 

LILY'S BOY Where stories live. Discover now