Capítulo 101

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Aunque a menudo resultaba tentador evitar el Gran Comedor y toda la atención que conllevaba, Harry intentaba hacer un punto para aparecer al menos brevemente en cada comida, tanto para la gente que podía preocuparse por su seguridad, como para la gente que esperaba una señal de su debilidad para empezar a destrozarlo.

Asi que Harry no habia bajado a las cocinas en un buen tiempo. Sin embargo, el camino le resultaba bastante familiar y no pudo evitar sonreír cuando la risueña pera del cuadro del frutero le permitió entrar, revelando el hervidero de actividad que había dentro. Varios elfos se detuvieron para mirarlo con sus enormes ojos. -¿El señorito Snakey necesita comida?-, preguntó un elfo, haciendo que Harry reprimiera una risa; Hannah le había hablado de la nueva forma de dirigirse a él desde que tomaron los pabellones, divirtiéndose mucho al ser llamada "Señorita Tejón" por las pequeñas criaturas.

-No, ahora mismo no hay comida, gracias; el almuerzo fue brillante, todavía estoy lleno-, les aseguró, escudriñando la multitud en busca de la brillante explosión de color que normalmente significaba su amigo elfo. -Estoy aquí por dos razones, en realidad. Estaba buscando a Dobby. Y también... ¿cuál de ustedes está a cargo? ¿Si es que tienen un sistema así?- No estaba seguro de la jerarquía de los elfos domésticos, o si siquiera tenían una.

Un chasquido silencioso y, de repente, Dobby estaba a su lado, con un pantalón corto de fútbol de color verde chillón debajo de una camiseta de tirantes con estampado de unicornio. -¿El señor Harry Potter necesita a Dobby?-.

Al mismo tiempo, un anciano elfo se abrió paso entre la multitud; éste llevaba el mismo uniforme blanco tipo toga que el resto de los elfos, estampado con el escudo de Hogwarts en la parte inferior. -Yo soy Lula, señorito Snakey. Soy la elfa más vieja de Hoggywarts-.

-Oh, genial. Encantado de conocerte, Lula-. Harry sonrió al elfo, que lo miró como si fuera tan extraño como Dobby. -¿Podemos...? ¿Quieres sentarte conmigo? Tengo algunas preguntas. Si no interrumpo nada, por supuesto-.

Lula lo miró con aprecio y luego asintió. Harry y los dos elfos se acercaron a la pequeña mesa cercana; ambos parecían profundamente incómodos por estar sentados en taburetes en la misma mesa que un mago. Alrededor de la cocina, los elfos los observaban.

-Bueno, lo primero que quería preguntar... Seguro que todos estan al tanto de la guerra, ¿verdad?-. Varias cabezas asintieron, no sólo Lula y Dobby. -Bien. Bueno, estoy bastante seguro de que habrá combates en Hogwarts, cuando se produzcan. Probablemente muy pronto. Y, bueno, quería asegurarme de que todos estuvieran a salvo. Y preguntar si había algo que estuvieran dispuestos a hacer para ayudar-.

Dobby casi se cayó del taburete con la fuerza de su jadeo. -¿El señor Harry Potter está pidiendo a los elfos que luchen con los magos?-.

-No, si no quieren-, se apresuró a asegurar Harry. -Es nuestra lucha, no la suya. No permitiré que se pongan en peligro por nosotros. Pero... puede haber gente en el castillo que tampoco quiera luchar. O gente que es demasiado joven para luchar-. Harry no podía garantizar que la lucha esperara hasta que los estudiantes se fueran... o que los estudiantes pudieran siquiera irse. -Esperaba que los elfos estuvieran dispuestos a ayudar a trasladarlos a un lugar seguro. Sé que no pueden sacar a los estudiantes de los terrenos, pero si pudieran coger a todos los jóvenes estudiantes y llevarlos al mismo lugar... tal vez aquí abajo, donde no es probable que la lucha toque. ¿Y tal vez estar dispuesto a ayudar a los heridos a subir al ala del hospital? Su capacidad de viajar dentro de las salas es realmente sorprendente-. Podrían salvar vidas, con esa velocidad.

Lula frunció el ceño, con sus enormes ojos azules un poco reumáticos. -¿El maestro Snakey está... preguntando? ¿No son órdenes?-.

-¡Merlín, no! Como he dicho, no es su lucha. Si todos quieren acurrucarse aquí abajo, me parece muy bien. La magia de los magos es peligrosa. Pero... este castillo también es su hogar. Se merecen la oportunidad de ayudar a defenderlo, si quieren-. Miró a la multitud de elfos, casi todos los cuales habían dejado su trabajo para escuchar. -Si alguno de ustedes está dispuesto a ayudar, estaremos en deuda con ustedes por ello. Pero de todos modos, haremos lo que podamos para mantener este castillo a salvo. Mantener tu hogar a salvo-.

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