Capítulo 45

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Harry no se había dado cuenta de lo mucho que había llegado a valorar la libertad del verano hasta que se la quitaron. Puede que Grimmauld Place no sea una jaula como lo había sido Privet Drive, pero no deja de ser una jaula. Que se alegrara de haber sido rescatado y llevado a un lugar en el que se le ofrecía información pero se le negaba, en el que sus deseos eran totalmente ignorados en favor de lo que otra persona creía que era mejor para él. 

Claro, los que esperaban que estuviera satisfecho no sabían el refugio seguro del que habían arrancado a Harry, pero era irritante de todos modos. 

Por lo menos tenía algunos amigos que eran comprensivos.

Y había recuperado a Sirius como es debido. Eso también era bueno. 

Harry estaba harto de que lo empujaran a pasar tiempo con Ron y Hermione, sobre todo desde que ambos parecían haberse dado cuenta de que Harry ya no tenía inclinación mágica por su compañía. Ellos tampoco querían pasar tiempo con él, aunque Hermione seguía haciendo un buen esfuerzo. Todos parecían estar seguros de que su abrasividad se debía al trauma que había sufrido en los últimos meses, y que volvería a ser el mismo alegre de siempre cuando volvieran las clases. 

Era una pena que no se dieran cuenta de que era perfectamente alegre con ciertas personas. 

Por ejemplo, estaba contento en la biblioteca con Fred, George y Ginny, bajo la supervisión de Bill mientras buscaban en la biblioteca de los Black algo peligroso. -No sé por qué este es nuestro trabajo-, reflexionó Ginny mientras sacaba una enorme pila de libros de la estantería, depositándolos en la mesa frente a Bill. El rompedor de maldiciones estaba revisando cada libro en busca de magia desagradable, y se suponía que también estaba revisando el contenido en busca de algo oscuro o alarmante, desechando los libros que creía que serían considerados inapropiados.. En realidad, sólo los dividía en dos pilas una para que permanecieran en la biblioteca y la otra para sacarla de contrabando a través de Remus hacia Seren Du. No es que Bill supiera dónde acabarían, sólo que Remus los llevaría a un lugar seguro. 

-Mamá pensó que Hermione podría tener demasiada tentación de leer si lo hacía-, proporcionó Fred, haciendo levitar los libros de vuelta a la estantería una vez que Bill terminó con ellos. 

-Porque nosotros cuatro somos, por supuesto, absolutamente alérgicos al concepto mismo de la lectura-, continuó George secamente. -Oye, Harry, ¿me prestas este?- Levantó un libro de la pila de "furtivos", sobre el uso en pociones de productos de criaturas de contrabando. Harry resopló.

-Si puedes mantenerlo oculto de tu madre, claro-, aceptó. George le guiñó un ojo, encogiendo el libro y guardándolo en el bolsillo. Ambos gemelos ya tenían una pequeña colección de libros en sus bolsillos que habían prometido cuidar, y Bill también tenía una pila propia. A Harry no le importaba; mientras los libros se mantuvieran fuera de las manos de Dumbledore y su calaña, le parecía bien que sus amigos asaltaran la biblioteca todo lo que quisieran. También sintió una especie de regocijo vengativo cuando pensó en lo decepcionada que estaría Hermione con sólo los restos "apropiados" de la vasta colección. 

Por supuesto, ella había tenido acceso a la biblioteca durante todo el verano antes de que él apareciera, así que tal vez ya se había saciado.

Resopló para sí mismo; como si eso fuera posible, con Hermione Granger. 

Los cinco continuaron su trabajo con bastante alegría, hasta el momento en que Sirius llamó a la puerta, llamándolos para que bajaran a comer. Ron y Hermione ya estaban en la cocina cuando llegaron; les habían asignado a Remus la tarea de limpiar uno de los salones del piso superior, y no parecían tan contentos con la tarea como el equipo de la biblioteca.

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