Capítulo 46

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En ese momento, Harry sintió que merecía una medalla por no haber hechizado a Ron Weasley hasta convertirlo en un charco de lodo. Hermione estaba casi igual de mal, pero afortunadamente estaba distraída porque la señora Weasley había declarado la biblioteca "segura". A menos de dos semanas de su regreso a Hogwarts, la joven bruja estaba decidida a leer todo lo que fuera humanamente posible.

Entre tanto, acosaba a Harry sobre el estado de sus deberes de verano, su futuro calendario de repaso y cualquier otra cosa que se le ocurriera para picar, por supuesto.

Ron seguía hablando con Harry como si aún fuesen mejores amigos, cacareando lo genial que sería volver al colegio y cómo Harry les patearía el culo a los Slytherin en el quidditch con su Saeta de Fuego. La obsesión por dominar a las otras casas -(especialmente a la de Slytherin)- le ponía de los nervios.

Harry tenía que preguntarse cuál era su objetivo: si Dumbledore les había dicho que siguieran haciéndose amigos suyos, ¿era ésta la forma en que pensaban hacerlo? Claro, podría haber funcionado cuando se conocieron, pero entonces tenía once años y se ahogaba en encantos de compulsión. Se habría hecho amigo de una estatua si los hechizos de Dumbledore se lo hubieran indicado.

Le estaba quedando increíblemente claro que había una razón por la que la pareja no tenía más amigos que el otro, y Harry. 

-Seguramente esto es demasiado, incluso para ellos-, musitó a Remus una tarde, escondido en el dormitorio del hombre lobo. -Si de verdad querían volver a ser amigos, habría pensado que lo intentarían con un poco más de delicadeza-.

-No creo que ninguno de esos dos sepa lo que es ser suave-, respondió Remus secamente. -Sin embargo, parece extraño. Hermione es una chica inteligente, debería haberse dado cuenta de que hacer que te enfades no es probable que les hagas gracia-.

-Sólo cree que estoy luchando con mis sentimientos-, murmuró Harry, recordando algo que le había oído decir a Tonks cuando creía que Harry no podía oírla. -El único sentimiento con el que estoy luchando es el que me dice que pegue a Ron-.

Remus resopló, sacudiendo la cabeza. -Al menos tienes a Ginny y a los gemelos-.

Harry hizo una mueca lo hizo, pero los gemelos estaban encerrados en su habitación a todas horas tratando frenéticamente de desarrollar más productos de broma para el próximo año escolar, y pasar tiempo con Ginny sola estaba provocando que la señora Weasley hiciera todo tipo de comentarios incómodos. 

-Me preocupa lo que Dumbledore pueda hacer que Ron y Hermione hagan si no vuelvo a tener amistad con ellos pronto-, confesó, hablando por fin en voz alta algo que le rondaba la cabeza desde hacía tiempo. -Es decir, está claro que sabe que sus compulsiones han fracasado. Si lo intenta más, o...- A Harry no le gustaba pensar hasta dónde podría estar dispuesto a llegar el director. Ron y Hermione tenían acceso a él en la Torre Gryffindor; su dormitorio, su baúl, todo. Si Dumbledore les presionaba para que hicieran algún tipo de magia sobre Harry por su propio bien, poco podía hacer para escapar de ello.

-Si lo necesitas, siempre puedes fingir amistad con ellos-, señaló Remus. -Añadirá otra carga a tus hombros, pero podría ser necesario para mantenerte a salvo-.

Un zumbido sin compromiso sonó en la garganta de Harry. Entonces su ceño se frunció, mientras otro pensamiento que llevaba tiempo gestándose por fin afloraba en voz alta. -¿Crees que Dumbledore los ha hechizado, como a mí?- Odiaba lo esperanzado que sonaba. -¿Les ha puesto compulsiones para que me traten de cierta manera?- Si no hubiera tenido la seguridad de sus otras amistades a lo largo de su cuarto año, el trato de Ron hacia él después de que su nombre saliera del Cáliz lo habría devastado: habría estado desesperado por recuperar al pelirrojo para cuando se dignara a disculparse. ¿Dumbledore iría tan lejos, para mantener a Harry vulnerable?.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now