Capítulo 63

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La noticia de que Hagrid había sido puesto en libertad condicional no era más que la guinda de un pastel excepcionalmente mierdoso. Nadie parecía especialmente sorprendido, ni siquiera el propio Hagrid, que seguía cubierto de una absurda cantidad de moretones, y Harry no quería saberlo. Hagrid tampoco parecía muy preocupado; al menos, no por la prueba. Estaba definitivamente preocupado por otra cosa, su mente ausente durante las clases y su mirada a menudo en el Bosque Prohibido. Sacaba a estudiar a criaturas mucho más mundanas -(probablemente a instancias de Hermione, que Harry notó que prácticamente entrenaba a Hagrid en sus lecciones)-, pero a cada una de sus lecciones asistía ahora Umbridge, y Harry sospechaba que Hagrid había llegado a la misma conclusión que él.

Ni siquiera las lecciones perfectas podían salvarlo de la ira purista de Umbridge. 

También Trelawney tenía que lidiar ahora con la presencia de la Alta Inquisidora en cada una de sus clases.

-Uno pensaría que estaría concentrada en dar sus propias malditas clases-, siseó Parvati venenosamente una vez que salieron del aula de Adivinación, con una expresión estruendosa. -Quizá por eso lo único que hace es hacernos leer el libro de texto-.

Para colmo de males, Umbridge había introducido otro Decreto Educativo, que prohibía a los profesores hablar con sus alumnos de cualquier cosa que no fuera la materia que enseñaban. Harry sospechaba que esto era para evitar que los profesores hablaran con ellos de la fuga de Azkaban, o de cualquier cosa relacionada con lo que ocurría fuera de los muros del castillo; en lo que respecta a Lavender y Parvati, les impedía hablar libremente con su profesor favorito, y eso era un paso demasiado grande.

Umbridge se estaba ganando enemigos en todo el colegio, pero era muy poco lo que todos podían hacer al respecto. Salvo lo que ya estaban haciendo, claro. 

Con eso en mente, Harry programó una reunión de HA en cuanto su apretado horario se lo permitió. Según las instrucciones, cada uno había pasado la Navidad investigando un hechizo que quería aprender Harry tenía ahora una lista bastante impresionante de magia para trabajar, de la cual sólo un puñado tendría que hacer que Snape le enseñara primero. 

-Brillante, chicos. Ordenaré la lista y podremos empezar a trabajar en ellas la semana que viene. Hoy, he pensado en hacer algo más divertido-.

-¿Volvemos a sacar los muñecos de duelos?- preguntó Cho con entusiasmo, mirando hacia el rincón donde esperaba un trío de maniquíes. Cada uno de ellos tenía ahora una imagen de la cara de Umbridge pegada en la parte delantera de sus cabezas, y eso hacía que practicar con ellos fuera mucho más entretenido.

-Hoy no. En cambio... ¿cuántos de ustedes saben lo que es el paintball?-.

Inmediatamente, todos los miembros del grupo criados de forma muggle se iluminaron con una alegría impía. Harry les devolvió la sonrisa. -Voy a dividirlos en dos equipos-, anunció. -Y espero que todos esten familiarizados con el encantamiento Cambio de Color, porque vamos a utilizarlo mucho-.

El hecho de que aprender a esquivar disparos de hechizos fuera una habilidad muy seria y necesaria, no significaba que Harry no pudiera hacerlo divertido, después de todo.

El hecho de que aprender a esquivar disparos de hechizos fuera una habilidad muy seria y necesaria, no significaba que Harry no pudiera hacerlo divertido, después de todo

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