Capítulo 84

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Era una de las pocas veces que Harry y Snape entrenaban juntos, sin Draco ni nadie más. Faltaban pocos días para que volvieran a la escuela, y el Slytherin estaba presionando a Harry hasta sus límites, asegurándose absolutamente de que habían hecho todo lo posible. No es que sus lecciones terminaran cuando las clases comenzaran -(Harry esperaba una gran cantidad de detenciones en su futuro)-, pero había ciertos hechizos que Snape no arriesgaría ni siquiera en la Cámara de los Secretos.

Sin embargo, después de un verano completo de esfuerzo, Harry estaba empezando a ver los beneficios; estos días, los duelos contra Snape le hacían ganar tanto como perder.

Sin embargo, ésta no era una de esas veces; Harry abrió los ojos y se descubrió a sí mismo tendido en el suelo, con Snape de pie sobre él con una leve sonrisa en el rostro. Harry resopló, pero aceptó la mano que lo ponía de pie.

-Esa frustración no te llevará a ninguna parte-, le advirtió Snape. Aunque Harry estaba mejorando en el uso del nombre de pila del hombre en voz alta, todavía sólo pensaba en él como Snape. -Recuerda que tu duelo con el Señor Tenebroso no durará tanto como te he estado entrenando-.

-¿Pero con cuánta gente tendré que luchar para llegar a él?- replicó Harry, pasándose una mano por el pelo.

-Si la batalla sale como está planeada, no tantos como pareces esperar-. Snape le dirigió una mirada mordaz. -No te vamos a enviar a un campo de batalla solo, Potter-.

Harry lo sabía, pero también odiaba la idea de que alguno de sus amigos se interpusiera entre él y la varita de un mortífago. -Todavía no me parece suficiente-, insistió. -Quiero decir, sé que eres uno de los mejores de Voldemort, pero si ni siquiera puedo garantizar una victoria contra ti...- Apretó los dientes con frustración. -Va a ser mucho más despiadado que incluso tú-. Sabía que Snape se enfrentaba a él como lo haría si fuera un mortífago leal, pero el hombre no podía negar que seguía tratando esto como un escenario de entrenamiento, no como una batalla propiamente dicha. Nunca lanzó nada que pudiera matar a Harry antes de que tuvieran la oportunidad de revertirlo.

-Mírame, Potter-. La mirada de Harry se levantó automáticamente, condicionada por los años en el aula con este hombre. Los ojos oscuros de Snape eran intensos mientras miraba fijamente a Harry. -Eres capaz de derrotar al Señor Tenebroso-. Su voz era clara, cortante, sin ninguna duda. Harry se quedó boquiabierto. -Puede que le hayas visto batirse en duelo con Albus Dumbledore y te haya impresionado, pero ambos sabemos que ninguno de los dos pretendía matar en ese duelo. Su objetivo era intimidar. Has visto cómo lucha el Señor Tenebroso cuando sus emociones le superan; es descuidado. Tonto. Demasiado arrogante. Hay una razón por la que se rodea de tantos luchadores poderosos y competentes. Esos luchadores estarán ocupados en otra parte cuando llegue la batalla final-. El hombre sonrió lentamente. -Si no hay nada más, dejar que el Señor Oscuro sepa que has destruido todos sus horrocruxes seguramente hará que pierda la compostura el tiempo suficiente para que acabes con él-.

Harry deseaba tener el mismo nivel de confianza. -Siempre y cuando hayamos destruido todos sus horrocruxes para entonces-, replicó. -Ni siquiera sabemos cuántos quedan-.

-Como te dije, sospecho que Albus sabe la respuesta a eso. O, al menos, conoce a alguien que podría hacerlo-. Snape ya había compartido con Harry sus sospechas sobre Slughorn, y Harry no tenía ni la menor idea de cómo iba a conseguir que ese hombre le cayera lo suficientemente bien como para compartir una información tan delicada. Snape parecía estar seguro de que le resultaría fácil.

-Sin embargo, ésa es la otra mitad de mi problema-, estalló Harry, -Dumbledore ha estado tratando de llegar a mí todo el verano, ¡y estoy volviendo a caer en sus garras! Ya me va a hacer la vida imposible como para que intente hacerle la pelota a Slughorn delante de él-.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now