Capítulo 104

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En medio de todo, en el miedo y la incertidumbre y la preparación silenciosa pero frenética, la mayoría de la gente olvidó que era el cumpleaños de Neville Longbottom.

En su pequeño oasis privado en el dormitorio de Gryffindor, no lo hicieron. Por la mañana, Harry derribó el tabique -(después de llamar a la puerta, por supuesto)- y descubrió una pequeña magdalena con una única vela que sobresalía de ella, con una sonrisa tranquila en el rostro.

Neville tenía los ojos desorbitados y estaba sin camiseta, con el pelo suelto y un enorme chupón en la clavícula que Harry intentó no mirar demasiado. -¿Qué?-, murmuró cuando Harry le tendió la magdalena. A su lado, también sin camiseta, con unos boxers de Gryffindor que probablemente eran de Neville, Ginny soltó una risita.

-Feliz cumpleaños, Nev-, chistó Harry. Neville parpadeó como una lechuza.

-Oh, sí. Gracias, chicos-.

-Pide un deseo-, le insistió Ginny, poniéndose sobre su espalda mientras él miraba la llama de la vela que bailaba alegremente.

La mirada de Neville finalmente se agudizó, y cuando apagó la vela, Harry pudo adivinar muy bien lo que había deseado.

-¿A qué hora cumples la mayoría de edad?- preguntó Draco, estirando los brazos y crujiendo el cuello. Ginny volvió a soltar una risita, más fuerte esta vez.

-¿Necesitas un encantamiento para cortarte las uñas, Harry?-, preguntó, a propósito de nada. Harry la miró fijamente, desconcertado.

-¿Qué?-.

Señaló con la cabeza a Draco, y Harry observó a su novio rebuscar en la cómoda en busca de su ropa, admirando su culo en aquellos bóxers de color verde brillante... y luego recorriendo con la mirada las marcas de arañazos rojos aún visibles sobre sus hombros. Harry se sonrojó, mirando a la chica pelirroja.

-Cállate-, murmuró petulante. -Como si pudieras hablar; Nev parece haber sido mutilado-.

Eso sólo hizo que Ginny pusiera cara de suficiencia, pasando una mano por el pecho de su novio. -Lo parece, ¿verdad?- aceptó orgullosa, acariciando la mejilla de Neville cuando éste se sonrojó.

-Tengo que ir a ducharme-, declaró Draco. -Así que guarda tus tetas antes de que tenga que abrir la puerta, Weasley, por si tu madre se entera de lo escandalosa que eres-.

Ginny se rió, invocando una camisa desde el otro lado de la habitación. -Si es necesario-, suspiró burlonamente. -Aunque eso me recuerda que estaba pensando en hacerme un piercing en los pezones, en algún momento antes de volver al colegio. Estoy segura de que puedo chantajear a Charlie para que me lleve a su amigo tatuador. ¿Qué te parece?-. Se giró en dirección a Harry, ahuecando sus pechos y mirándolos con una expresión de curiosidad. Harry se rió, viendo que Neville se ponía de un vibrante tono rojo.

-Estoy bastante seguro de que estás preguntando al tipo equivocado, Gin-, dijo suavemente. -Pero justo antes del colegio es la mejor idea, menos posibilidades de que tu madre se entere. Además, si vas, avísame, quiero un tatuaje-.

-Ooh, cita para tatuajes y piercings-, dijo Ginny encantada, tirando de su camiseta por encima de la cabeza. -Te toca, Potter-.

Era una mañana tan normal. El movimiento fácil entre ellos, discutiendo su regreso a la escuela como si fuera algo seguro, las bromas y el eterno rubor de Neville. Como si fuera cualquier otro día.

-Nunca respondiste a mi pregunta, Neville-, recordó Draco. -¿A qué hora cumpliste la mayoría de edad?-.

Neville tardó un segundo en dejar de mirar el pecho de Ginny, a pesar de estar cubierto por la tela, sin duda imaginando un piercing allí. -Oh, sí. Un cuarto de hora para la medianoche-, dijo, pasándose una mano tímida por el pelo. -Apenas hoy-.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now