Capítulo 42

11.2K 1.2K 514
                                    

A Harry le desgarró el corazón ver cómo Draco y su madre se marchaban; el único punto positivo era que Harry había convencido a Sirius para que le prestara a Draco su espejo de dos caras, sólo por el resto del verano. Veía a Sirius con regularidad, y siempre tenía a Remus o a Ceri para buscarlo si lo necesitaba. Harry no podía soportar enviar a Draco de vuelta a casa, sabiendo quién estaba allí, si no tenía una forma de comunicarse. 

Con su cumpleaños como un grato recuerdo, y una nueva determinación ardiendo en su pecho -una nueva fantasía en su mente, de la vida con Draco después de que la guerra terminara- Harry se lanzó a su entrenamiento, sin saber cuánto tiempo tendría antes de que Dumbledore se dignara a permitirle dejar a sus parientes, y su paz se rompiera.

Por desgracia, Harry no tenía ni idea de lo rápido que llegaría ese día.

Sólo unos días después de su cumpleaños, Harry estaba entrenando con Remus; Snape había sido convocado por Dumbledore para ese día. Los duelos con Remus eran siempre una experiencia interesante; tenía un estilo totalmente diferente al de Snape, pero era claramente igual de experto, y ahora que había dejado de preocuparse por herir a Harry, era un oponente bastante desafiante. Harry sabía que el hombre aún se contenía, pero era menos que antes. Hubo un progreso.

De repente, la puerta se abrió de golpe; ambos giraron sus varitas instintivamente hacia el ruido, bajándolas al ver a Snape. Tenía un aspecto grave, con los labios en una fina línea. -Potter, tienes que ir con tus parientes, inmediatamente-.

El corazón de Harry se hundió. -¿Saben que he desaparecido?- ¿Alguien había decidido por fin investigar el hecho de que nunca salía de su habitación?.

-Todavía no, pero pronto lo harán. El Ministerio llegará en cualquier momento-. 

Mirando fijamente los ojos oscuros de Snape, Harry sintió que su pulso empezaba a acelerarse. -¿El Ministerio?- ¿Había habido un ataque a la casa?.

-No hay una manera fácil de decirlo. Alguien soltó un dementor cerca de la casa de tus parientes, sin duda esperando que te encontrara a ti. En cambio, encontró a tu primo-.

Las palabras resonaron en la mente de Harry como si estuviera bajo el agua. Apenas registró a Remus maldiciendo en voz baja, poniendo una mano en el hombro de Harry. ¿Un dementor, en Little Whinging? -¿Dudley? ¿Es él...?- No necesitó terminar. La cara de Snape lo decía todo. -Lo han besado, ¿no?- Se le revolvió el estómago.

-Me temo que sí. Ojalá hubiera tiempo para explicarlo, pero tienes que volver a tu dormitorio antes de que alguien venga a buscarte-.

-No te dejaremos allí mucho tiempo, cachorro-, aseguró Remus, envolviendo a un Harry que no respondía en un fuerte abrazo. -Te lo prometo-.

Harry no pudo hacer más que balbucear unos débiles acuerdos, antes de que Ceri apareciera con enormes ojos preocupados y lo tomara de la mano. En un instante, la sala de duelos de Seren Du fue sustituida por su antiguo dormitorio en Privet Drive. 

Había vuelto varias veces, para sentarse en la ventana y que sus vigilantes no se preocuparan de que estuviera muerto. Los Dursley no tenían ni idea de nada de esto. 

Oyó débilmente la televisión del piso de abajo; algún programa de concurso de canto que le gustaba ver a Petunia. El corazón le retumbó en los oídos. ¿Lo sabían ya? ¿Estaban allí?.

Un momento después, Ceri reapareció con su baúl del colegio y algunas otras cosas que colocó en la habitación para que pareciera que había estado viviendo allí. Harry casi se rió; nadie que mirara esa habitación podría imaginarse que él estaba cómodo allí, independientemente de la cantidad de cosas suyas que había por ahí. 

LILY'S BOY Where stories live. Discover now