Capítulo 56

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Ahora que el enorme cadáver del basilisco se había reducido a un cofre expandido lleno de ingredientes de pociones, un enorme montón de piel de serpiente y un montón de cenizas, Harry estaba deseando bajar al despacho de Salazar Slytherin una vez más. Escapó de la sala común y se apresuró a bajar la escalera secreta, siseando al guardián de las serpientes del despacho.

~Oh, qué bien, has vuelto~, siseó Salazar a modo de saludo. Harry saludó con la mano.

~He estado bastante ocupado, lo siento. La escuela está agitada~.

El fundador pintado se rió. ~Eso es lo que dicen todos los estudiantes. Ven, siéntate; tenemos mucho que discutir, creo~.

Harry hizo lo que le pidió, poniéndose cómodo en el sofá frente al retrato. ~¿Por dónde empiezo?~ Se pasó una mano por su ya desordenado cabello. Había intentado pensar, durante las dos últimas semanas, en lo que podría preguntar a Slytherin ahora que tenía la oportunidad. Pero había tantas preguntas que no podía priorizar ninguna.

~Háblame de ese tal Riddle~, pidió Salazar, con el rostro formando un ceño fruncido. ~Parece que ha hecho bastante por estropear la reputación de mi línea~.

Harry no estaba seguro de que Voldemort fuera el único responsable de eso, y así lo dijo, explicando cuál era la opinión común actual de la casa Slytherin. Eso hizo que los ojos de Salazar se oscurecieran, sus manos se apretaron alrededor de los brazos de la silla en la que estaba pintado.

~Parece que tendrás mucho trabajo por delante, joven heredero una vez que hayas destruido a ese Señor Oscuro tuyo, es tu deber familiar sacar a la luz la verdad del nombre Slytherin. Te lo contaré todo, en su momento, y juntos repararemos la reputación de mi casa~.

Ese era un trato que Harry estaba perfectamente dispuesto a hacer. La casa Slytherin se merecía algo mejor. ~¿Los otros fundadores tienen retratos escondidos en alguna parte?~, siseó. ~¿O sus propias cámaras secretas?~.

Salazar negó con la cabeza. ~Yo era el paranoico; me pusieron a cargo de las defensas sutiles. Los otros tres se concentraron en sus protecciones y trampas. En cuanto a los retratos... siempre les decía que se sentaran a pintar. Godric seguía insistiendo en que todas tendrían tiempo más adelante, y a las chicas no les importaba lo suficiente como para discutir. Todos murieron antes de poder ser pintados~. Esbozó una sonrisa triste y apenada. ~Yo soy el único que queda~.

Su tono hizo que a Harry se le apretara el corazón. ~Lo siento~. Estar atrapado en forma de retrato, completamente solo en un despacho cerrado y oculto... esa no era forma de existir.

~No importa~, le dijo Salazar. ~Tienes preguntas, muchacho. Pregunta~.

Un millón de cosas se disputaban el espacio en la mente de Harry, pero había una que se alzaba en primer plano, mucho más importante que cualquiera de las demás.

~¿Sabes algo sobre los horrocruxes?~.

Inmediatamente, la expresión de Salazar se volvió agria. ~La magia de la familia Slytherin no te permitirá pervertirte de esa manera~, dijo, con un gruñido sibilante. Harry puso los ojos muy abiertos.

~¡No, no, no para mí! Voldemort, Tom Riddle, tiene horrocruxes. Necesito saber cómo encontrarlos y destruirlos~. Salazar se relajó un poco, aunque su labio superior seguía curvado. ~Hay... hay un horrocrux suyo, dentro de mí. Esperaba que usted supiera cómo sacarlo~.

Explicó Harry, levantando su flequillo para mostrar su cicatriz, contándole a Salazar los escaneos de los duendes y su actual búsqueda de una solución. ~Si tengo que morir para librarme de él, lo haré~, dijo sin rodeos. ~Obviamente, me gustaría una opción diferente~.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now