Capítulo 88

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El domingo por la noche, Harry acercó su varita a la placa de plata del fondo de su tintero de HA por primera vez ese año.

El lunes por la mañana, la mitad de sus compañeros de curso -(y muchos de los años superiores e inferiores)- tenían un cierto brillo en los ojos cuando se encontraron con la mirada de Harry en el desayuno. Estaban más que preparados para otra reunión, por fin.

Y con Dumbledore fuera del castillo casi todos los días, parecía que Harry no podía pensar en un mejor momento para empezar.

Ahora estaban de vuelta en la Sala de Menesteres, no había razón para bajar a la Cámara, no ahora que no tenían a Umbridge siguiendo cada uno de sus pasos. Sólo unas pocas caras parecían decepcionadas; la mayoría parecía aliviada de no estar en el enorme escondite subterráneo de Salazar.

-Me alegro de verlos a todos-, saludó Harry, una vez que estuvo bastante seguro de que todo el grupo había llegado. -Me alegro de que hayan vuelto todos. Ha sido... un largo verano-. Varios asentimientos y muecas de simpatía le respondieron. -Probablemente habrán notado que tenemos unas cuantas caras nuevas con nosotros. Puedo prometerte que todos son de confianza; la mayoría de ellos estaban recibiendo entrenamiento de HA en secreto de una forma u otra el año pasado-.

Señaló con un brazo al grupo de Slytherins que estaban detrás de él. Draco, Theo y cinco de los chicos de la mansión Potter. Con sus lealtades ahora conocidas, no tenía sentido mantener las cosas en secreto. Desgraciadamente, no todos sus aliados de Slytherin podían ser tan abiertos; sobre todo desde que había quemado el contrato de HA a finales del año anterior.

-¿Desde cuándo te haces amigo de los Slytherin en secreto, Potter?- preguntó Terry Boot, con una mirada más divertida que otra cosa. Harry se encogió de hombros tímidamente.

-Más tiempo del que la mayoría de ustedes esperaría-. Admitió. -Y estoy seguro de que a ninguno de ustedes les sorprenderá que estos no sean los únicos Slytherins de los que soy amigo. Hay muchos más que no son capaces de ser tan abiertos con sus amistades, así que no empiecen a asumir que todos los que no están en esta habitación son mortífagos-.

Varios resoplaron, Blaise fue uno de ellos, con los labios torcidos.

-Entonces- continuó Harry, -sé que este grupo empezó como una forma de asegurarnos de que todos aprobáramos los exámenes. Y sé que lo mantuvimos en secreto porque no queríamos a Umbridge encima. Pero ahora las cosas son más grandes que eso. Se avecina una guerra-.

Todas las caras que le miraban estaban muy serias, decididas. Harry resistió el impulso de sonreír. -No voy a poner otro contrato, pero les voy a pedir que sigan fingiendo que este club no existe. Si conoces a alguien que quiera participar de verdad, mándamelo. Pero ya no se trata sólo de pasar exámenes-. Se pasó una mano por el pelo, pensando en sus próximas palabras. No quería asustar a nadie, pero...

-No voy a obligarte a luchar en esta guerra. Nadie debería ser forzado a ese tipo de lucha. Pero tampoco puedo prometer que la guerra los dejará tranquilos todos sabemos lo despiadado que puede ser el otro bando. Todo lo que puedo hacer es darles las herramientas para defenderse, tanto si deciden buscar la lucha cuando llegue como si no. El director no quiere que lo haga, cree que si todos se sientan y dejan que los adultos se encarguen de las cosas, los mortífagos estarán perfectamente contentos de dejarnos a los niños al margen-. Puso los ojos en blanco, y se alegró de ver varias expresiones de disgusto en su público. -Así que si Dumbledore pregunta, nos disolvimos a finales del año pasado. Si alguien pregunta, nos disolvimos-.

-De todos modos, ¿qué es lo que pasa entre tú y Dumbledore?- Preguntó Cho con valentía, levantando las cejas hacia él. -Todo eso que salió en el periódico durante el verano...-

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