Capítulo 35

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El laberinto era un borrón.

Los cuatro campeones habían acordado vigilar a los demás durante la tarea, para ayudar si parecía que alguien estaba en una situación realmente complicada. Sin tener ni idea de lo que podría estar acechando entre los setos, había parecido una buena idea.

Luego todo salió muy, muy mal.

Harry encontró a Cedric a merced de Viktor, cuyos ojos estaban vidriosos y desenfocados. Un rápido hechizo hizo que el campeón de Durmstrang quedara inconsciente sobre la hierba, y Cedric miró a Harry con sus temerosos ojos grises. -¿Qué demonios le pasa?-.

-No creo que fuera él mismo-, dijo Harry, mirando a Viktor con una mueca. -Alguien lo sometió a la maldición Imperius-. Estaba bastante familiarizado con los signos, después de las clases de Moody. Cedric se puso colorado.

-Merlín. No crees que... ¿Fleur?- Harry no había sido el único en oírla gritar, entonces. Se encogió de hombros, negando con la cabeza. Lo único que podían esperar era que ella estuviera bien.

-Deberíamos permanecer juntos, si somos los dos últimos que quedan-, sugirió Harry. -De cualquier manera es una victoria para Hogwarts. Y francamente, sólo quiero acabar con esto. Cuanto antes terminemos, antes podremos ver a Fleur, y llevar a Viktor a un lugar seguro-.

Cedric estuvo de acuerdo y, tras lanzar chispas rojas para Viktor, la pareja se puso en marcha.

Una esfinge y una acromántula más tarde, y la pareja de campeones de Hogwarts se acercaba a trompicones a la plataforma para ver la Copa de los Tres Magos brillando suavemente frente a ellos. Harry tenía un enorme corte en la pierna y Cedric sangraba por varios sitios bajo la camisa. -Cógela tú-, le instó Harry. -Eres el verdadero campeón de Hogwarts-.

-No habría llegado hasta aquí sin ti-, insistió Cedric. -Cógelo tú. Demuestra a todo el mundo de qué estás hecho, que Harry Potter es una fuerza a tener en cuenta. Lo necesitas más que yo-.

-Juntos-, decidió Harry finalmente, dándose cuenta de que el Hufflepuff no iba a echarse atrás. -Como dije antes; sigue siendo una victoria para Hogwarts. Nos repartiremos el dinero, o lo que sea-. Cedric podía tenerlo todo. Harry ciertamente no lo necesitaba.

Eso pareció satisfacer a Cedric, y los dos tomaron cada uno un asa. Harry sintió inmediatamente que algo le enganchaba en el ombligo, y el mundo le dio vueltas.

Llegaron a lo que parecía un cementerio, y la Copa cayó al suelo entre ellos. -¿Se supone que la Copa es un Traslador?- preguntó Cedric, con la varita alzada frente a él. Harry sintió que el miedo se acumulaba en sus entrañas, cada instinto insistía en que algo iba mal.

-Mata el repuesto-.

Las palabras resonaron en la cabeza de Harry, el destello de luz le quemó los párpados y, de repente, Cedric estaba en el suelo y Harry no podía apartar la vista y estaba muerto.

Cedric estaba muerto.

La sensación de malestar aumentó cuando el hombre embozado obligó a Harry a ponerse en pie y empezó a atarlo a una lápida. Harry consiguió captar el nombre de la lápida antes de que le tiraran de la cabeza con una mano a la que le faltaba un dedo.

TOM RIDDLE

Harry se quedó mirando a Colagusano mientras el hombre aseguraba las ataduras de Harry. Esto no era nada bueno.

No pudo evitar mirar hacia atrás, hacia la hierba, donde yacía la forma inmóvil de Cedric. Deseó que el chico se levantara de un salto, con esa sonrisa pícara, y le asegurara a Harry que todo era una broma, que todo estaba bien. Pero no lo hizo.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now