Capítulo XIX

701 40 2
                                    

Aiden había cumplido su amenaza. Durante los últimos tres días de viaje, solo se dedicó a torturarme. Nunca me tocó, nunca me beso, y aun así se encargó de tenerme a la verja del precipicio para el momento en el que estábamos volviendo a Sylver Valley, y mi cuerpo quemaba por él. Otra vez, Aiden Reed me había ganado, y ahora no solo había ganado el juego, sino que había cazado cada segundo de paz de mi vida.

Mientras tanto, Katt tenía su propio infierno personal, demasiado culpable como para dejar de sufrir al respecto y demasiado avergonzada como contarme los detalles de qué había sucedido. Solo me había dicho que no entendía cómo o por qué había pasado, que no creía que le gustaran las chicas y que solo había estado muy borracha. No quise mencionarle que gracias a Aiden sabía que esto se remontaba desde hace semanas, porque yo estaba metida en un lío parecido. Al final, ambas nos guardábamos secretos y eso no se acabaría a menos que estuviéramos dispuestas a no hacerlo.

Durante todo el viaje, no divisé a Aiden, ni siquiera cuando bajamos del autobús, porque mamá ya estaba esperándome y me hizo subir al auto para llegar lo más pronto posible. Lo primero que hizo fue llevarme a la pesa del baño, y sentí un gran alivio cuando vi que la pesa marcaba 53 kilos con 700 gramos. Mamá me felicitó y de pronto su humor cambió; ya no estaba enojada conmigo, y cuando eso sucedía podía ser hasta una madre decente.

El resto del fin de semana me la pasé obsesionándome con Aiden. Ahora, nuestros encuentros volverían a limitarse a los martes y jueves y ya no estaba segura de nada. Lo único de lo que estaba segura, era de que Aiden me tenía justo donde quería. El cabrón podía ser un capullo la mayor parte del tiempo, pero sabía jugar sus cartas, y principalmente sabía jugar conmigo. Había llegado a un punto en el que estaba dispuesta a suplicarle si eso significaba que me tocaría otra vez. Tomaría lo que fuera de él, pero ahora Aiden estaba completamente concentrado en el inicio de la temporada regular de fútbol, que comenzaría este viernes.

En la escuela tontamente deseaba meterme con él o con sus amigos para recibir un poco de su atención, pero solo recibía el mismo trato frío que había recibido antes del viaje, y cuando el martes canceló nuestra junta porque "tenía cosas que hacer", justo antes del jueves utilizar la excusa de que "tenía que entrenar el doble antes del viernes", perdí mis esperanzas, y lo cierto era que estaba más enojada conmigo que con él, porque estaba a un colapso mental de enviarle un mensaje diciéndole que necesitaba verlo, mientras él probablemente estaba quitando sus ansias con la chica de turno, olvidándose completamente de mí.

Después de todo, Aiden me lo había preguntado, y yo sabía la respuesta. No tenía más que una linda cara y un lindo cuerpo que ofrecer, y eso se lo ofrecían muchas chicas a diario, y mucho más experimentadas que yo.

No lo culpaba por pasar de mí, y quizá era lo mejor.

O de eso quería convencerme.

Cuando llegó el viernes, toda la familia iría a ver el partido. Después de todo, papá era el alcalde, y un fanático del fútbol americano. Acordé encontrarme con ellos ahí para arreglarme con Katt.

—Mmm... me gusta esa falda —dijo Katt y me señaló la primera falda de mezclilla que me había probado—. Junto con el crop negro.

—¿Crees que se ponga helado?

—Qué importa. Un swaeter arruinará el conjunto.

—Tienes razón —hice una mueca y me empecé a vestir—. ¿Crees que alguien nos eche la bronca por estar ahí?

—Estaremos con el alcalde King, Alex —Katt rodó los ojos—. Nadie nos echará la bronca.

—Ashley estará ahí...

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora