Capítulo XLIV

695 45 16
                                    

Alexandra

Estaba tratando de darme ánimos en la vuelta a casa, pero todo lo que estaba consiguiendo era llorar más fuerte mientras Taylor Swift sonaba en la radio, poniéndome incluso más triste con sus canciones sobre relaciones fallidas.

Realmente apreciaba que Aiden quisiera que intentáramos solucionar las cosas, pero no podía concebir que "llevarnos bien" era todo a lo que podía aspirar, no cuando mi corazón latía como si se fuera a salir de mi pecho cada vez que pensaba en él. No quería arruinar más las cosas, no quería lastimarlo de nuevo y tampoco quería lastimarme a mí.

Estaba siendo cobarde, corriendo y evitando una conversación, pero la realidad era que necesitaba protegerme de él, y la única forma era alejándome tanto como fuera posible. Tendría que verlo por el resto del semestre dos veces a la semana de forma obligatoria, por lo tanto, la distancia emocional era mi única defensa. Seguía tratando de convencerme que si nos absteníamos a Literatura y nada más, finalmente terminaría sintiéndome mejor, y probablemente libre de sentimientos de enamoramientos sin sentido. Si intentábamos llevarnos bien, todo en lo que podría pensar sería en lo mucho que llenaba mi corazón cuando se preocupaba por mí, o lo hermosas que eran sus sonrisas burlonas, o en el gris de sus ojos... y así... así jamás sería capaz de olvidarlo.

Por mucho que doliera, mantenernos alejados era lo único que me protegería de seguir sufriendo, y proteger mi corazón... al menos eso me debía a mí misma.

Cuando llegué a casa, aún era demasiado temprano como para que hubiera alguien en ella, así que me dejé caer en el sillón de la sala y me envolví en una manta mientras me dejaba desmoronarme una vez más. A esta altura, ya ni siquiera estaba llorando solo por Aiden, sino por todo lo demás. Él no solamente me había hecho enamorarme de él, también me había demostrado una clase distinta de realidad, en donde había confianza, y había felicidad, y había... sinceridad. Con Aiden había podido ser yo misma por primera vez, y eso me había hecho... tan feliz.

Lástima que, al final, yo misma apestaba casi tanto como la versión que proyectaba a todo el mundo.

Por un momento realmente había pensado que podía ser buena para él, pero al primer signo de amenaza, lo apuñalé por la espalda. ¿Qué decía eso de mí además de que era exactamente la víbora manipuladora que seguía diciendo que no era? Probablemente estaba enojada conmigo misma más de lo que él estaba conmigo, pero de la forma que fuera, tenía que empezar a subir mis escudos otra vez, solo para que nada de esto volviera a suceder.

Estaba demasiado dañada, y había convivido demasiado tiempo con las personas incorrectas como para no ser como ellos. Me seguía repitiendo que no era como mamá, o como papá, o como personas como Hayley, pero el problema era que... sí lo era, y no había nada que pudiera hacer al respecto.

Estaba pensando en eso cuando me llegó un mensaje. Era Aiden.

Realmente no me lo iba a hacer fácil, ¿no?

Pero Aiden no sabía cuánto en realidad me afectaba, así que tampoco podía culparlo.

Aiden: Realmente estoy tratando de darte espacio, pero no quiero que creas que no me importa lo que pasa entre nosotros.

Releí el mensaje algunas cuantas veces. No podía comprender por qué le importaba, si de todas formas Aiden no sentía lo mismo. Tampoco podía entender por qué estaba dispuesto a aguantar mis estupideces. No nos debíamos nada, y por más que intentaba encontrar una explicación, nada venía. La única explicación posible era que realmente se interesara por mí, pero eso no tenía sentido, porque no había manera en el infierno de que alguien como él realmente se interesara en alguien como yo.

¿No sería más fácil dejarlo ir? Estaba segura de que eso no le afectaría en lo más mínimo, así que nada de esto tenía sentido. Realmente había pensado que Aiden no querría reconocer mi existencia otra vez luego de lo que hice, sobre todo luego del tiempo que estuvimos sin vernos o hablarnos. Si tenía que ser sincera, todo esto me estaba tomando por sorpresa, y ya no sabía qué hacer. Mi fuerza de voluntad tenía un límite.

Así que solo dije lo que pensaba, porque ya daba igual.

Alex<3: ¿Por qué te importa tanto lo que yo crea?

Aiden: ¿Lo preguntas en serio? No tiene que haber una razón detrás, solo me importa y ya. 

Aiden: Tú me importas.

Alex<3: no debería.

Aiden: es imposible hablar contigo, Alex. ¿Cómo te hago entender?

Alex: ¿Entender qué cosa?

Aiden: Si hablaras conmigo, te lo explicaría.

Alex<3: te dije que no hay nada de qué hablar. Déjalo ir.

Aiden: No lo haré. Hablaremos eventualmente.

Alex<3: Respóndeme algo.

Alex<3: ¿Por qué te interesa?

Alex<3: ¿Es por pena?

Alex<3: ¿Lástima?

Alex<3: ¿Tu acto de caridad del mes?

Aiden: con esas preguntas no estoy seguro de si realmente piensas mal de mí, o simplemente piensas mal de ti.

Alex<3: no te pongas críptico, Aiden. No tienes que pararte ahí a fingir que te importo de corazón, está mal y me lastima. Estabas enojado y dijiste que no querías saber nada de mí, ¿por qué ahora te importa de repente?

Aiden: por la misma razón por la que llamaste a mi mamá a mis espaldas. Hacemos cosas en el calor del momento, de las que después nos arrepentimos.

Aiden: No me interesa lo que hiciste.

Aiden: No quiero estar enojado contigo.

Aiden: Porque me importas.

Apagué mi celular después de eso, llorando más fuerte. Podía lidiar con el dolor y la pérdida, pero si había algo con lo que no podía lidiar, era la esperanza, y una parte de mí comenzaba a creer que quizá realmente yo le importaba a Aiden, pero yo sabía cómo eran las cosas en el mundo real: esa esperanza solo me terminaría lastimando más.

Y, aun así, sabía que si él seguía insistiendo, yo terminaría cediendo, y entonces volvería a hacer algo estúpido porque era egoísta y manipuladora, y el ciclo se repetiría. No estaba segura de cómo iba a aguantar una segunda vez.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora