Capítulo XXXIII

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Cuando llegué a casa el siguiente día a eso de las seis, mi familia todavía dormía plácidamente, por lo que no tuve que dar explicaciones por mi hora de llegada, ni siquiera a mamá, que se había quedado dormida en la sala de estar por alguna razón.

Incapaz de dejar ir el jersey de Aiden, me dormí con él, y pensaba usarlo para dormir todas las noches hasta que me lo pidiera y yo fingiera haber olvidado devolvérselo.

La sonrisa se desvaneció en el momento en que miré mi celular y vi un mensaje de Jake. Desbloqueé la pantalla con dedos temblorosos mientras me preparaba para lo que sea que fuera. Me había esperado muchas cosas, pero no una disculpa.

"Alex: lo que hice hoy fue imperdonable. Me merecía ese golpe incluso si venía de Reed. Lo siento tanto, no sé que me pasó, jamás soy así, jamás le haría daño a una mujer, menos a una amiga. Estaba tan ebrio que no podía pensar con lucidez. Entiendo si no quieres hablarme nunca más, y entiendo si lo que quieres es contarle a todos, pero espero que puedas confiar en mí cuando te digo que no volverá a pasar. Lo siento mucho, espero poder recompensártelo algún día."

Bloqueé la pantalla del celular, quedando en la completa oscuridad sola con mis pensamientos. ¿Perdonarlo? Jamás podría perdonar a un hombre que intentara ponerme la mano encima. Por otro lado, tampoco sería capaz de decir nada, porque conocía este mundo, y si esto resultaba ser parecido a lo que le pasó a Tammy hace 8 años, no podría soportarlo, no podría vivir con el encubrimiento de un hombre nunca más, no sabiendo lo que sabía. Solo me quedaba agradecer que Aiden había estado ahí y que nada realmente había sucedido. Si me mostraba extraña con Jake solo levantaría cejas y preguntas y no quería que alguien sumara dos más dos y supiera aunque fuera un ápice de lo que pasó esta noche. Por lo que a mí respectaba, iba a fingir que nada había pasado. Fue una buena noche, fui reina y me marché de ahí con mi corona y una gran sonrisa, no pensaría más en Jake ni en lo que pasó.

En cambio, pensé en Aiden: sus maravillosas manos recorriéndome y sus labios besándome en las partes más erógenas de mi piel, como si me conociera desde siempre. Su preocupación y su trato hoy, totalmente nuevos para mí, habían perforado mi corazón en la manera más bella y dolorosa posible. Aiden había dejado de lado todo su recelo por cuidarme, sabiendo que lo necesitaría, sabiendo que no podría acudir a nadie más que a él y sin cuestionarme al respecto. Me había sostenido en sus brazos hasta que me había sentido segura, e hizo que todo el resto del mundo pareciera insignificante, incluso la horrorosa experiencia con Jake parecía borrosa en sus brazos, como una droga, dulce y exquisita... tan adictiva.

Como una acosadora, llevé el jersey hacia mi cara, envolviéndome en el olor de Aiden una vez más antes de arroparme en la cama.

Me costó varios segundos pensar en un mensaje que enviarle a Aiden para mantener viva nuestra conversación, pero luego de mucho pensar, un agradecimiento parecía la mejor idea.

Alex<3: Gracias por ayudarme hoy, y lamento que hayas tenido que perder tu tiempo golpeando a Jake.

En apenas unos segundos, el mensaje cambió su estado a leído y Aiden estaba escribiendo su respuesta, que llegó unos momentos después.

Aiden: Tiempo perdido? Había querido hacer eso hace tanto tiempo que fue catártico.

Aiden: No fue nada, princesa.

Alex<3: Ocuparé tu jersey para dormir hoy, espero que no te moleste. Lo devolveré limpio y sin rastros de uso.

Aiden: Puedes quedártelo, tengo demasiados.

Había tenido la esperanza de que dijera algo como eso, pero jamás pensé que realmente lo haría. Sonreí ampliamente, feliz de que podría ocuparlo cada vez que quisiera.

Alex<3: Lo dices en serio? Lo haré parte de mi atuendo para la escuela el lunes.

Aiden: Eso sería muy divertido de ver.

Alex<3: Gracias de nuevo, y buenas noches 😉

Aiden: Buenas noches, Alex.

El día había sido una locura, con algunos bajos muy bajos y otros altos muy altos, y con mi cabeza definitivamente en otra parte y mi corazón palpitando con una felicidad ridícula por el jersey de Aiden, me dormí, y no fue hasta que desperté a la mañana siguiente que me di cuenta de que no me había tomado mis pastillas.

Y aún así había podido dormir.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora