Capítulo XLVIII

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Pd: Este sería el último capítulo de la semana, alcancé a terminarlo y quedó como quería, así que disfruten <3

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Alexandra

A pesar de que vi en lujo y detalle con más atención de la que es requerida para comprender un partido de fútbol cómo Aiden y los Raiders destrozaban al equipo de Vanglens Valley, no pude dejar de pensar en nuestro beso en las más de dos horas que estuve en el estadio. No volví a toparme con Aiden ese día, tampoco estaba esperando que sucediera. Mientras tanto, tendría que conformarme con nuestro encuentro en el estacionamiento.

Oh, nuestro furtivo encuentro en el estacionamiento. Definitivamente me iba a acordar de él por el resto de mi vida, sobre todo porque fue en lo único que pensé durante todo el fin de semana, a pesar de que me encontré reiteradas veces intentando concentrarme en otras cosas, como los miles de exámenes y trabajos que tenía que entregar antes de que empezaran las vacaciones de navidad.

Durante la semana tampoco pudimos coincidir. Ambos estábamos demasiado ocupados como para ponerle atención a literatura. Después de todo, la profesora Tanner había sido la única maestra que tuvo piedad de nosotros y decidió que la asignación de la semana sería corta y fácil. No fue necesario vernos; cada uno terminó su parte en tan solo algunas horas y luego Aiden se ofreció para unirlas e imprimirlas.

Para el viernes, la mayoría de los exámenes horribles ya habían pasado, pero no fue hasta que salimos del último examen de Gobierno Estadounidense que todos nos encontramos más relajados y finalmente hablando de algo que no tuviera que ver con qué pusiste en la 5 o de si el examen tenía parte de atrás.

Ahora, todos estaban hablando sobre lo bella que había sido la nevada del día anterior. Lo cierto era que desde hacía años no nevaba como solía hacerlo en Sylver Valley, y considerando que la ciudad había sido nombrada por las nevadas que "parecían brillar como la plata" cuando todavía nevaba de vuelta en el 1800, era un acontecimiento para celebrar, sobre todo porque esperábamos finalmente tener una blanca navidad luego de 4 años. Además, los Raiders jugarían de locales hoy, con un récord ganador de 9-1, el mejor desde hace 12 temporadas para los Raiders, y un récord que los Pumas nunca alcanzaron, y la mayoría del lado sur estaba en modo celebración.

Mientras pensaba en ello, miré al final del pasillo a mi Raider favorito, rodeado de gente emocionada por el partido de hoy en la nieve. Era difícil no notarlo cuando se paraba por lo menos una cabeza más alto que el resto de las personas. Para ser tan monumentalmente alto, se movía con gracia digna de una gacela, y con un cuerpo tan esculpido que sería la fantasía de cualquier agencia de modelaje masculina.

Definitivamente era la mía.

Casi como si presintiera que lo estaba acosando visualmente, Aiden se giró un poco y me miró directamente, de alguna forma encontrándome en el pasillo de gente, y no pude hacer más que sostener su flameante mirada, llena de promesas de placer y encuentros clandestinos por tener.

No tarde mucho en mirar a otro lado. Los ojos de Aiden me quemaban, y no tenía ganas de quemarme en medio de un pasillo lleno de personas, a pesar de que quería verlo por siempre, cruzar ese pasillo, apartar a todos y besarlo como lo hacíamos en estacionamientos o a solas en la oscuridad, que todos supieran que, por el momento, Aiden Reed era mío.

Pero no podía hacer eso, ni ahora ni nunca. Nuestro romance pasional adolescente estaba condenado a quedar en el olvido más pronto que tarde, y no estaba preparado para ello, pero como siempre solía hacer, intentaba apartar los malos pensamientos para no desmoronarme, así que eso hice. Tenía a Aiden en este momento, podía mandarle un mensaje en este preciso instante y él acudiría. Era todo lo que podía tener, y era todo lo que necesitaba para respirar.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora