Parte II - Capítulo I

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The wrong side of town, Parte II: The dark side of town

Alexandra

Todo lo que sabía estaba mal, y como siempre, había elegido la persona incorrecta en la que depositar un poco de fe y esperanza.

Me mantuve en silencio incluso cuando llegamos a casa de Aiden. El camino había estado mayormente compuesto de 10 minutos de árboles borrosos a mis costados y un sentimiento de impotencia envolviéndome. Ahora que las cosas comenzaban a aclararse en mis difuminados pensamientos, el sentimiento iba acrecentándose en mi pecho. ¿Cómo podía ser esto real? El viaje de vuelta me había demostrado inequívocamente que esto no era un sueño, y aun así no terminaba de encontrarle sentido.

Ashley no me dijo nada mientras volvíamos. Aiden le había dado instrucciones claras de manejar mi camioneta a su casa y no hacer preguntas, y a Gabe y a Kyle les dijo que hablaría con ellos luego de entender los pormenores él mismo.

Pero ni siquiera yo entendía los pormenores, ¿no?

—Gracias, Ash. Me encargaré desde ahora —dijo Aiden en voz baja mientras se despedía de Ashley.

—No sé que acaba de pasar, pero ten cuidado —le dijo ella en voz incluso más baja, como si desconfiara de mí.

Aiden asintió y Ash se fue caminando hacia lo que intuía era su casa.

—Vamos adentro —murmuró Aiden y me guio hacia el interior de su casa, casi como si creyera que necesitaba algún tipo de asistencia para moverme. Quizá lo hacía—. ¿Estás lista para hablar?

Medité un poco sus palabras. ¿Lista para hablar? No creía que estuviera lista para seguir respirando con normalidad.

—Sé que lo que acaba de pasar es mucho para procesar, Alex, pero puede que exista la posibilidad de que quizá ese no era tu hermano.

—No, Aiden —dije con convencimiento—. Si hay una cosa de la que estoy segura, es de que ese era mi hermano. Lo supe en cuanto lo vi. Recuerda que viví muchos años con él antes de que se fuera para no volver.

—Está bien, si estás segura, te creo. ¿Qué piensas ahora? ¿Cómo te sientes?

—Yo... no tengo idea de qué pensar. Lo único en lo que puedo enfocarme es que mi hermano me abandonó y me mintió desde que tengo uso de razón; todas las mentiras sobre su trabajo, nunca venir a casa y nunca llamar. Las heridas sospechosas, los autos y los atuendos caros. Todo eso... Travis lo sacó creando un imperio de drogas a tres millas de nuestro hogar.

—¿Tienes alguna idea de cómo pudo pasar esto?

—No, yo... Travis siempre tuvo una extraña afición por el lado sur. Ahora que lo pienso, debí haber sospechado de su vasto conocimiento de las carreras clandestinas y cómo se manejaba en el lado sur a pesar de que nuestros padres siempre nos criaron en una burbuja. No tengo idea de cómo pudo haber ascendido a esa posición. Dios... no puedo creer que usó nuestro apellido como alias. Devil King... bastante irónico, ¿no? Para decir que odia nuestro apellido, sí que supo cómo usarlo para su beneficio.

—¿Por qué estabas allá, Alex?

—Quería arreglar... quería arreglar lo que yo causé.

—¿De qué hablas?

—De las fotos de Ashley y Katt, de las cosas que iban a salir a la luz porque algún loco de remate está obsesionado conmigo.

—Joder.

—No quiere que estemos juntos, Aiden —confesé sin poder mirarlo—. Dijo que si no me alejaba de ti, revelaría todas las fotos y videos comprometedores que tenía de nosotros y de mis amigas.

—¿Por qué no me dijiste nada, Alex? ¿Cuándo pasó esto?

—Luego de que Katt me llamara en la escuela, justo después de que se enviaran las fotos. No quise decirte nada porque sabía que no estarías de acuerdo con que acudiera a... a ya sabes quien.

—Claro que no estaría de acuerdo. Nunca estaría de acuerdo con nada que pudiera ponerte en peligro.

—Bueno, ese es el problema. Habrías ido por tu cuenta, y lo habrías hecho tu problema cuando es claramente mi culpa.

—¿Te estás escuchando, Alex? Estás culpándote por algo que está completamente fuera de tu alcance. ¡Y claro que lo habría hecho mi problema! Estamos en una relación, ¿no? Entonces no puedes ir a mis espaldas y hacer este tipo de locuras.

—Lo sé, lo siento —miré al suelo, intentando no llorar de nuevo.

—Mira, Alex —Aiden se inclinó frente a mí para quedar a mi altura. Con su mano en mi mejilla me obligó a mirarlo—. No estoy enojado contigo, y tampoco quiero hacerte sentir mal. Solo quiero que entiendas que esto de ninguna forma es tu culpa, y que de ninguna forma tenías que solucionarlo tú sola.

—Lo sé, lo sé, pero si no lo hubiera hecho, jamás hubiera sabido de Travis. Hubiera seguido mi vida sin saber que mi hermano maneja la red de drogas de la ciudad y... quizá eso no hubiera sido tan malo. Dios, desearía nunca haber ido en primer lugar.

—Vamos a arreglar esto, princesa, pero por ahora, será mejor que lo tomemos con calma y pensemos qué vamos a hacer.

—Aún necesitamos su ayuda —admití, a pesar de que era lo último que quería hacer—. Aún necesito que Travis descubra quién está detrás de los mensajes y las notas.

—Encontraremos otra solución.

—Podría ser muy tarde entonces, Aiden. Sabes los videos que él tiene. Si se revela alguno, será monumentalmente más desastroso que las fotos de Ashley y Katt besándose.

—Lo sé.

—Entonces solo tenemos dos opciones: separarnos y dejar que gane, o encontrar la forma de ganarle en su propio juego, y no voy a separarme de ti.

—Lo sé, y tampoco te dejaría —me dio una sonrisa que devolví apenas—. Tomémonos este día con calma, y ya mañana pensaremos nuestro siguiente movimiento.

—¿Puedo quedarme esta noche? No creo que sea capaz de enfrentar a mi familia después de este fiasco.

—Claro, princesa. Lo que sea que te haga sentir mejor, pídelo.

—Realmente necesito un beso —suspiré.

—Tendrás varios.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora