Capítulo XLV

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Al otro día, tuve una sesión de emergencia con la Dra. Jamie. No les había avisado a mis papás porque eso solo me metería en problemas, y la Dra. fue lo suficientemente amable como para recibirme en su oficina a las 8 de la noche.

Le comenté un poco sobre mi problema con Aiden y sobre mi increíble habilidad para arruinar las cosas, y lo que me gustaba de la Dra. Jamie era que no me hacía sentir como si estuviera loca o como si algo estuviera completamente mal conmigo. Suponía que ese era su trabajo, pero aun así se sentía bien poder hablar de esto con alguien.

—Está bien, Alex. Entiendo que estás pasando por un momento difícil, y sabes que no hay solución mágica para los momentos difíciles.

—Lo sé.

—También sabes que no puedo decirte qué hacer, solo aconsejarte para que tomes una decisión.

—Ajá —volví a asentir.

—A veces la verdad es difícil, y a veces preferimos ignorarla antes que afrontarla. Sabemos que hemos hablado sobre tu mamá y sobre lo difícil que es tu convivencia con ella, pero depende de ti dar un paso al costado y no dejar que tus inseguridades te definan.

—Es solo que... a veces parece como si me fuera a ahogar en ellas —admito.

—Y es una sensación completamente normal, pero no podemos vivir asustados de las cosas malas que podrían pasar. Hablar las cosas puede dar miedo, y sé que estás asustada de perder a tu primer amor. ¿Quién no lo estaría? Y ambas sabemos que no has crecido en un núcleo familiar... convencional. Probablemente abrirte con aquellas personas que ven más allá de lo superficial será tres veces más difícil, pero debes comenzar por alguna parte, ¿no? Todos cometemos errores, y suena como que tu amigo sabe que cometiste uno. Es tu decisión si decides hablar o no con él, pero guardarse las cosas por temor al resultado no te llevará a ningún lado. Sin embargo, todo debe ser a su tiempo. Tienes que estar lista, pero eso tampoco puede ser excusa para nunca afrontar las cosas. ¿Entiendes? Primero, debes estar dispuesta a comprender que el miedo al rechazo es real, sobre todo por cómo ha sido tu infancia. La pregunta que debes hacerte es: ¿estás dispuesta a dejar que ese miedo te defina y defina tus relaciones?

Asentí, sin decir mucho mientras procesaba sus palabras, y algo hizo click en ese momento: era verdad, no podía vivir mi vida con miedo. Quizá no iría a gritarle a los cuatro vientos mis sentimientos por Aiden, pero al menos podía hablar con él, ver cómo nos encaminábamos. Después de todo, la Dra. tenía razón: no podía esperar por siempre para luchar por las personas en mi vida. Siempre había intentado ser perfecta para todo el mundo porque estaba harta de que me miraran hacia abajo, pero con Aiden... parecía que entre más intentaba ser algo que no era, más arruinaba todo. El problema era, que a veces ni siquiera yo estaba segura de cuál era la verdadera yo, no después de tantos años con el único objetivo de ser perfecta a los ojos de los demás, y tenía el leve presentimiento de que si no me abría a Aiden, jamás podría tener esperanza a algo más. Él no era como los demás, de eso estaba segura, pero yo... ¿era yo real? ¿Podía recordar lo que era ser real luego de tanto tiempo de esconder mis sentimientos, emociones y problemas del resto del mundo? ¿Qué parte de mí era falsa? ¿Qué parte no lo era? Del poco tiempo que había estado con él, comenzaba a ser capaz de diferenciarlas, pero ahora estaba de vuelta al inicio, e iba a tomar todo de mí darle mi yo real.

Luego de que hablamos un poco más sobre otras cosas y la Dra. Jamie me aseguró de que no le diría a mi mamá sobre la sesión extra, salí de la consulta a paso rápido mientras le texteaba a Aiden. Era un poco tarde, pero no creía que estuviese durmiendo aún.


Alex<3: Hey, estás en tu casa?

Aiden solo se tardó unos segundos en responder.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora