Capítulo XLIX

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Aiden

—¿Qué sucede? Te ves más estresado de lo normal, y tu menaje fue súper críptico—me dijo Ashley mientras caminábamos por el pasillo.

—Tengo una buena razón. Ven, tenemos que ir a un lugar privado.

—¿Finalmente vas a confesar tu irremediable atracción hacia mí? Ya te dije que no me van los chicos, Reed —bromeó.

—Esto es serio, Ash.

Solo entonces su sonrisa se desvaneció, y me siguió en silencio hasta un salón vacío.

—Me estás asustando, Aiden.

—Esto le llegó a Alexandra hace un rato —le entregué el celular con los mensajes abiertos. Ashley lo miró con el ceño fruncido y le puso play al primer video.

—¡Ugh! ¿Qué es esto? ¿Son Garret y Smith?

—Lo son, pero el siguiente video es el importante.

Ashley reaccionó como esperé que lo hiciera, maldiciendo a todo y a todos, incapaz de conciliar lo que estaba pasando con la realidad. Había mantenido en secreto su orientación sexual de forma exitosa por toda una vida, y de seguro no quería empezar a hacerlo público ahora. Ella tenía sus razones, y la persona que estaba amenazando con esparcir esto no tenía idea del daño que estaba causando.

—No puedo creer que esto esté pasando. ¿Y qué mierda pasa con estos mensajes dignos de un sociópata? Aiden... ¿de quién es el tercer video? ¿Y por qué llegaron al celular de Alexandra?

Suspirando, sabía que era hora de sacar la bandita de una vez—

—El tercer video es mío... y de Alexandra.

Ella se mantuvo callada por un momento, mirándome con el ceño fruncido como si no estuviera segura de si yo estaba bromeando o no.

—¿Me estás tomando el pelo, Aiden?

—Sabes que no te tomaría el pelo con algo tan grave de por medio como lo son esos videos.

—¡Eres increíble! ¡Jodidamente increíble! ¿Hace cuánto tiempo me estás ocultando esto?

—Ash...

—Luego de todas las cosas que hemos dicho, de las cosas que ha hecho, de las cosas que ha hecho su padre a todos nosotros... ¡te la estás follando! Ay, por Dios...

—Realmente no era mi intención...

—Dios, ¿desde Key West, no? ¡Un nuevo récord, Reed! ¿Quién diría que te ibas a coger a una chica por más de un mes seguido? ¡Un aplauso para ti! Y de todas tenía que ser la mismísima Alexandra King, la misma que siempre decimos odiar y de la que nos burlamos por usar tres faldas distintas cada día.

—Ash...

—¡Sabes lo que su padre le hizo a mamá! —gritó, su voz un poco descompuesta—, lo sabes perfectamente, y te atreves... te atreves, de todas las jodidas chicas de esta ciudad, a fijarte en ella. ¿Es que no puedes mantenerla en tus putos pantalones una vez en tu vida? ¿Es que su superficialidad no fue suficiente para manterte lejos de ella, ya que claramente lo que su familia le hizo a la mía no fue suficiente?

—Lo siento, Ash, es por eso que no planeaba decirte.

—¿En serio, Aiden? ¿Es que acaso nuestra amistad no significa lo suficiente para ti? Claramente debería haber un código que diga que ¡no te acuestes con la hija del hombre que destruyó a tu familia! Además, ¿no es acaso cínico que admitas que no ibas a contarme porque sabías que estaba mal? ¡AGH!

—Realmente no lo pensé así al principio.

—¿Al principio? Oh, por favor —soltó una risa sin humor.

Realmente no estaba planeando lastimarte, Ash.

—¿Y qué planeabas exactamente, Aiden? Si es que se puede saber.

—Claramente planeaba que se terminara antes de que fuera un tema que tuviéramos que hablar. Solo... solo pasó, no lo planeé, no lo pensé dos veces.

—Claro que pensaste, ¡con tu jodido pene, imbécil!

—Tienes razón, pero es así, solo... pasó.

—¡Esa es una excusa horrible! ¡No debió haber pasado en primer lugar! ¿¡Y por qué demonios sigues acostándote con ella!?

Me tomó un momento responder. Ni siquiera yo lo sabía, solo sabía que no podía concebir el no estar con Alex, y a diferencia de otras veces, no me había encontrado harto o aburrido luego de la primera semana. Era tan adictiva que dolía en todos los lugares correctos, y tampoco había pasado por mi cabeza nada parecido a un escenario donde no estuviera con Alex.

—No sé, Ash —respondí, un poco cansado—. Creo que nunca lo pensé muy a fondo, y lo último que quiero es lastimarte.

—¡Pues lo haces, joder! Me entero de que hay un video sexualmente explícito de mí y Katherine Nash al mismo tiempo que me entero de que mi mejor amigo es un asqueroso traicionero, que me traiciona por una falda corta y unas piernas decentes.

—Alexandra no es el alcalde, Ash. Si la conocieras un poco...

—Diablos, Aiden. ¿Te estás escuchando? ¿Si la conociera? No hay fuerza en este mundo que me orillara a eso. Alexandra King fue criada por uno de los hombres más hipócritas y despiadados de esta ciudad, y para un lugar como Sylver Valley ese es un logro bastante difícil de alcanzar. ¿Crees que ella es diferente? Si de verdad lo crees, entonces no eres la persona inteligente e ingeniosa que creí que eras. Alexandra King es controladora y abusiva; con poder y dinero para hacer y deshacer a su antojo mientras aplasta a cualquiera que se interponga en su camino. Mientras estés involucrado con esa víbora con patas, olvídate de que soy tu amiga.

—Ashley, no hagas esto.

—¡Haré lo que se me cante la gana! Tú eliges: ella o yo, y si no eres capaz de negarte un poco de sexo con una animadora flexible por tu mejor amiga, entonces me haces un favor dejándome en paz.

No seguí a Ashley, sabiendo que era lo mejor para ella y para mi integridad física. En cambio, me quedé pensando en qué demonios iba a hacer para arreglar esta situación. Ashley odiaba a Alex, la había odiado solo menos que al alcalde King por muchos años, y de cierta forma tenía razón, ¿a caso no podía simplemente hacer a un lado un poco de sexo grandioso que podría conseguir con muchas chicas por mantenerme fiel a mi mejor amiga? Diablos, debería poder, debería ser una desición fácil. Solo era sexo... uno muy bueno, nada más, y solo era Alexandra King, una chica que hasta hace poco yo tampoco soportaba, y conocía a Ashley lo suficiente como para saber que su amenaza no iba en vano. No quería lastimarla, pero Ash era mi mejor amiga, y en cualquier código eso iba por sobre cualquier cosa.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora