Parte II - Capítulo XXXVI

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Alexandra

Durante varias horas comimos, reímos, nos besamos, bebimos, y nos besamos de nuevo. Hablamos las cosas, y aclaramos algunas otras. Aiden entendía cosas de mí que yo ni siquiera podía entender, y me hacía inmensamente feliz que alguien viera a través de mi fachada, mis miedos y mis inseguridades.

Él me veía.

A pesar de la conversación seria y una que otra lágrima, en algún punto de la cena y luego de que la conversación se tornara ligera, terminé sentada a horcajadas sobre Aiden mientras nos besábamos. No tenía idea de cómo habíamos pasado de estar hablando a... bueno, esto.

Está bien, eso era mentira: claro que lo sabía, pero las razones no importaban.

Aprovechamos la brisa helada que había ahuyentado a las pocas personas que se habían venturado a la azotea como excusa para hacer cosas que no deberíamos estar haciendo en público.

Pero era Nueva York, ¿qué más daba?

Ese fue mi último pensamiento coherente cuando sus largos dedos se aventuraron a través de mí. Gemí bajito contra su boca mientras sentía mis músculos tensarse ante la lenta invasión de sus dedos. No importa qué tan lista estuviera, o cuántas veces hubiésemos hecho esto. Nunca estaba realmente lista para como se sentía cuando me llenaba,

Cuando solté otro gemido, un poco más fuerte que el anterior, me separé un poco de él para escanear nuestros alrededores, y asegurarme de que no teníamos espectadores en nuestro pequeño encuentro. Aiden no pareció enterarse de mi preocupación, porque en cuanto nuestros labios se separaron, los suyos buscaron mi cuello y siguieron una dulce y sensual estela de besos que me hizo ver un poco borroso.

A pesar de que seguíamos vestidos, y nadie vería dónde estaba su mano a menos que nos rodeara, seguía sintiendo que alguien nos estaba observando. tenía que estar loca, porque la puerta de la azotea no se había abierto en un buen rato, y solo en caso de que no la hubiésemos escuchado, estaba escaneando los alrededores, pero no había nadie.

—¿Qué pasa? —me preguntó Aiden finalmente, separándose un poco de mí.

—Alguno de nosotros tiene que asegurarse de que nadie está viendo y tener algo de recato —solté una risita.

Aiden me sonrió y volvió a mi cuello, sin reparar mucho en lo que había dicho.

—Qué importa, démosle un show a los mirones. Podrían aprender una cosa o dos.

—Eres un idiota —comencé a reírme, pero cuando sus dedos tocaron ese sensible punto de mi anatomía, mi risa murió junto a mi preocupación—. Oh, Dios.

—Sí, lo que sea que digas —la mano que sostenía mi cadera se enredó en mi muslo. Sus yemas presionando contra la sensible piel me hicieron jadear—. Di lo que quieras, mientras sigas teniendo estas bonitas piernas abiertas para mí.

—Aiden —gemí—. Por favor...

—Joder, Alexandra. No gimas así, a menos que quieras que haga más que solo meterte mis dedos.

Eso solo me hizo gemir otra vez, y como una adicta buscando su dosis, me acomodé un poco para encontrar el botón de sus pantalones de traje. A pesar de mis manos temblorosas y mi inhabilidad para hacer las cosas de forma cuerda cuando Aiden estaba intoxicándome, me las arreglé para desabotonar los pantalones y bajar el cierre. Mi corazón comenzó a acelerarse más rápido cuando me ayudó a bajar sus bóxers lo suficiente como para liberar su erección.

—¿Qué pasó con el recato, princesa? —preguntó burlón, pero su respiración errática lo traicionaba.

—Que se joda el recato.

—Mierda, eres sexy cuando maldices.

—No te acostumbres —tomando la iniciativa, me subí un poco más el vestido y me acomodé sobre él, dejándome caer en cuanto su erección rozó mi entrada. Solté un gemido y Aiden gruñó con los dientes apretados.

La punzada de dolor habitual se hizo presente, pero fue desvaneciéndose poco a poco mientras me movía sobre él, intentando encontrar mi ritmo. Sus grandes manos alrededor de mis caderas me ayudaron a moverme a un ritmo que solo podía significar placer para los dos.

—Joder, Alex, te sientes tan bien —gruñó, sus manos moviéndome de manera más demandante, mientras yo solo era capaz de concentrarme en las sensaciones y en mantener mis gemidos tan bajos como fuese posible.

—Voy a... Oh, dios mío...

Y justo en medio de la mejor forma de éxtasis de este planeta, la puerta de la terraza se abrió, y en mi intento por no ser vista, me quité de encima de Aiden y me tropecé con la silla, aterrizando en mi trasero.

Aiden me ayudó a pararme en cuestión de segundos, con sus pantalones abrochados como si nada hubiese pasado.

—¡Te dije que iban a estar cogiendo! Esto es horroroso—escuché la voz de Ashley. Mirpe hacia la puerta, donde estaba ella y Katt.

—Bueno, ¿qué se supone que debíamos hacer? ¿Esperarlos?—replicó Katt, y yo solté un bufido.

—¿Estás bien? —me preguntó Aiden.

—Sí, estoy bien —gruñí, enojada porque mi orgasmo se había quedado a la mitad. Sinceramente, tenía que sentirse peor que un orgasmo negado.

—Realmente lamentamos interrumpir. Si los hace sentir mejor, no vimos nada —nos gritó Katt desde la puerta—. Además, esto es malo, chicos.

—Uhm... espérennos fuera, ya vamos —les dije. Ambas entraron y cerraron la puerta detrás.

—Juro que si esto no es importante, voy a matar a Katt —mascullé, arreglándome el vestido y el cabello como pude.

—Ve, te sigo en cuanto pueda.

—¿Por qué no...? Oh, claro —dije y solté una risa nerviosa—. Eres hombre.

—Wow, vaya. Lindo de ti notarlo

Le di una sonrisa de disculpas y me encaminé hacia la puerta. Katt y Ashley estaban fuera, con semblantes preocupados. El hecho de que no hubiesen bromas pesadas respecto a la escena que acababan de presenciar, me dijo que esto era serio.

—¿Qué ha pasado? —pregunté, extrañada.

Katt miró a Ashley y luego a mí, en un suspiro.

—Tu mamá llamó —comenzó Katt, y sabía con esas palabras que esto sería malo—. Han intentado secuestrar a tu padre fuera del municipio, y sumando dos más dos, creen que intentaron secuestrarte a ti también cuando te robaron tus cosas. Todos están bien, en este momento siendo resguardados por toda la fuerza policial de la ciudad. Ahora, también vienen por ti. Tienes que volver a Sylver Valley.

Bueno, eso definitivamente sonaba jodido.


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Mañana subo otro capítulo, y el miércoles otro más <3

Como siempre, perdonen la tardanza, sigue siendo muy difícil reconstruir meses de escritura perdida :(

besos <3

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora