Capítulo 60

44 11 0
                                    

Adán


No sé qué ha podido pasar en tan poco rato, pero obviamente algo ha ocurrido para que Mikhail haya vuelto y me esté devorando a besos. Suele ser muy intenso, aunque nunca tanto.

Logro separarlo lo suficiente para hablar.

—¿Qué pasa? Eh, Misha... —Con las manos en su pecho, empujo levemente para detenerlo.

—Que te quiero.

—Va-vale, pero esto... En serio, ¿a qué viene? Creí que...

—Es que... Es... —Agacha el rostro y me coge las manos, apretándolas sobre su torso.

Le pido que pase y cierro cuando entra.

—Amor, dime.

—Voy a decirle a Julio dónde está Masha. Pagaré, pero, si la próxima vez mi hermana se la juega, ya no será mi problema ni de mi familia, y que se apañen entre ellos.

Acabo de sentirme realmente mal; he dejado que Mikhail se fuera sin pensar en todo lo que aún tenía dentro. No he dejado de decirle que yo estaba bien, pero, en cambio, no me he preguntado sí él lo estaba. Soy lo peor...

Lo abrazo con fuerza.

—Lo siento, cariño.

—¿Por qué? —Me aparta y me mira confuso.

—Por no pensar en que tú aún tenías muchas cosas dentro. Debí haberte dicho que te quedaras y... Dios... Fran te ha echado la bronca por esconderte cuando me necesitabas y yo, como un idiota, no he estado ahí.

—No, eso no es...

—Eh, eh... Vale de esto. Reconozcamos los fallos, porque ir disculpándonos y exculpándonos no nos hará mejorar en lo que cojeamos.

Mikhail suspira, parece que más relajado.

—Ambos somos un desastre aún. No recordaba que fuera tan difícil estar en una relación —dice sin muchos ánimos.

—Ya, ni yo.

Nos miramos y sonreímos.

—Creo que deberíamos empezar de cero —indica sereno.

—¿Cómo?

—Pues..., por lo pronto, quiero sincerarme. Adán, estoy asustado y, pensar en que Julio le haga algo a Masha, o que ella acabe matándose sola... Dios... No sé... —Suspira y se calma todo lo que puede—. Ahora mismo, lo que quiero es estar aquí, porque me haces sentir más seguro, más feliz y tranquilo, lo que significa que...

—¿Qué? —pregunto ansioso.

—Que ya no voy a permitirle a mi hermana, ni a nadie, robarme los sueños. Te quiero tanto como para que seas mi prioridad, porque quiero vivir mi vida y compartirla contigo, porque ya estoy harto de toda esa... mierda... Ya no puedo más... No puedo...

Al fin, lo ha dejado salir todo. Lo abrazo con fuerza mientras él responde a mi gesto del mismo modo. Creo que es lo que más necesita ahora, y me encanta poder estar ahí para él, y es justo lo que quiero.

—Está bien —digo mientras le acaricio la espalda y la nuca—. Tienes todo el derecho de vivir tu vida, de sentirte mal por Masha, pero bien por ser libre. Haz lo que creas que debes hacer, porque yo estoy y estaré aquí. —Le beso en los cabellos—. Te quiero, de verdad que sí, y también quiero estar contigo, compartir tu vida y la mía. Si estás seguro de querer quedarte a mi lado, yo te puedo asegurar que aquí me tendrás.

—Estoy haciendo lo correcto, ¿verdad?

—Si es lo que deseas, sí, es lo correcto.

Me mira con los ojos húmedos y sé que agradecido por despejar sus dudas.

La tentación de AdánWhere stories live. Discover now