Capítulo 81

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Capítulo final de Mikhail


Ha pasado el tiempo con rapidez. No me puedo creer que Adán y yo hagamos un año juntos, y sé que cada día lo amo más, algo fácil con lo dulce y bueno que es.

Llevamos poco más de dos meses viviendo juntos. De momento, no tenemos nuestra casita soñada; pero, para poder ahorrar bien, quedamos en compartir gastos en un solo piso, porque nos salía más a cuenta, y él, que ha estado en terapia y ha mejorado mucho, ya estaba preparado para dar ese paso. Así que, cada mañana, despierto feliz al saber que estoy junto al hombre de mi vida.

Cuando le toca irse a trabajar, me levanto con él, le hago compañía mientras desayuna y me vuelvo un rato más a la cama, ya que sigo en La vie en Rose, así que vivo de madrugada y duermo durante parte de la mañana.

Después de mi segunda ronda de sueño, me levanto, hago mis ejercicios, me ocupo de la casa, me ducho y, como es un día muy especial, salgo a comprar para prepararle una sorpresa a Adán esta noche. Me toca trabajar, así que llamo a Mama Rose para que me permita vía libre antes de que abra el local.

—«Buenos días, querido».

—¡Buenos días! —exclamo feliz mientras paseo hacia la zona comercial.

—«Alguien está de muy buen humor, ¿eh?».

—Es nuestro aniversario, así que...

—«¡¿Ya?! El tiempo corre demasiado. Bueno, supongo que me llamas para pedir la noche libre, ¿no?».

—No, pero sí querría prepararle una sorpresita a Adán en La vie en Rose. Voy a por el regalo, y querría ir antes al local para preparar allí una cita con él.

—«¿No sería mejor quedarse en casa?».

—¿Con él? Ya te digo que no. Si hago algo raro, en un segundo, sabrá que le estoy preparando algo; es tan avispado que no colaría darle cualquier excusa por la cual me quedo en casa. Si actúo como siempre, quizá piense que me he olvidado.

—«Mm... Cierto, ya te pilló la sorpresa de su cumpleaños. Lo tienes difícil...» —comenta divertida.

—Mucho, pero él es así de encantador. Entonces...

—«Tranquilo, tendrás vía libre para ir antes al local. Y si necesitas ayuda...».

—Creo que no. Había pensado en meter en mi privado una mesa y un par de sillas, llevar una cenita casera que sé que le encanta, poner unas velas, escoger buena música...

—«No me extraña que Adán esté que no caga contigo» —dice entre risas.

—¿Será suficiente? Es que es un año juntos, es muy importante.

—«Bueno, yo le añadiría unas flores, un regalo y ropa sexy, sobre todo la interior».

—El regalo lo voy a buscar ahora. Lo de las flores... Es buena idea, pero a Adán no le gustan los ramos, prefiere las plantas vivas, así que podría comprarle una macetita de algo bonito.

—«Qué lindo eres... Bueno, ¿y el regalo? ¿Qué le has comprado?».

—Una cámara de fotos antigua.

—«Le pega».

—No sólo eso, es una que lleva siglos queriendo, pero dejó de buscar cuando Borja enfermó, y luego...

—«Ya, perdió las ganas de todo».

—Sí. Así que, ahora que las cosas van mejor, me gustaría que volviera a coleccionar y disfrutar de lo que tanto le gusta.

La tentación de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora