Capítulo cuarenta y ocho.

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⚠️ TW: Mención y consumo de drogas en el capítulo, se recomienda tenerlo en cuenta al momento de leer.

La respuesta era no.

Nunca antes se había drogado.

Al menos no de forma consciente.

Y nunca pensó que en su sano juicio haría algo tan loco como eso. No era idiota, ni ignorante, sabía lo que las drogas causaban, él mismo había visto en las películas lo que un poco de eso podía hacerle a su sistema. Eddie Kaspbrak le había hablado un millón de veces sobre las consecuencias de esas tóxicas sustancias e incluso las había visto en la escuela un millón de veces.

Eddie.

Richie sonrió. Apoyado en aquella barra de una cocina desconocida, casi podia escuchar la tierna voz del castañito recitar las consecuencias de drogarse casi de memoria. Dolió. Dolía mucho. Eddie dolía mucho. Se sentía traicionado, incluso asustado. Borracho como estaba en esa noche, se permitió pensar en él una vez más antes de cometer uno de los peores errores de su vida. Luego se lamentaría, oh, claro que sí, ¿cuántos errores más iba a cometer para olvidarse del dolor de su corazón?

Scott se adelantó a Richie, saliendo desde el amontonamiento de personas en el medio de la pista de baile. Le dedicó una sonrisa ladina al chico de rizos mientras golpeaba su hombro. Detrás de él, Richie vio que llegaban Charles y una chica más que nunca antes había visto en su vida. Cabello rubio hasta la cintura y rizos alrededor de su delicado rostro. Miró a Richie de arriba a abajo. Richie le devolvió la mirada.

¿Qué tal la fiesta, Tozier?

Se encogió de hombros con una sonrisa, sacudiendo su cabeza de lado a lado; estaba algo mareado por el alcohol.

— Tenías razón, nunca había estado en una fiesta como esta.

¿Y qué tenía para decir de la fiesta? Habían luces que cegaban su vista de vez en cuando, azules, moradas y rojas. Había tanta gente que Richie apenas podía reconocer en qué habitación estaban. Grupos de adolescentes bailando, otros hablando animadamente (tal vez los más tranquilos, pero aún no llevaba ni una hora en la fiesta) y unas cuantas parejas besándose en los rincones más oscuros. Richie apartó rápidamente la mirada de ellos, sintiendo su pecho incinerarse del dolor.

Una fiesta loca de adolescentes que estaba a punto de perder el control.

— Bueno, está a punto de ponerse mejor. — Charles sonrió y la chica rubia, que había estado mirando a Richie todo el tiempo, dio un paso hacia él. — Conseguimos la droga.

Richie acomodó su cabello con un movimiento de su cabeza.

— ¿Ah, sí? ¿Y en dónde está?

La chica rubia se adelantó aún más cuando tomó de la chaqueta de mezclilla a Tozier y lo acercó a su rostro, sin previo aviso, plantando un beso en los labios rosados de él. Los labios rojos de la chica se abrieron y robó un jadeo de sorpresa por parte del más alto cuando sintió su lengua deslizarse dentro de su boca. Se apartó tan rápido como había iniciado el beso. Richie no tardó en darse cuenta que todos lo estaban mirando con una sonrisa.

En su lengua notó algo más que había llegado con el beso. Algo que a primera impresión parecía un dulce cuadrado o una pastilla de menta. Solo que no era de menta, y esta se fue deshaciendo conforme lo empujaba hacia su paladar. Vio cómo Charles y Scott se ponían cada uno a lado suyo y comenzaban a hablar animadamente. La chica rubia le tendió una botella de vodka. Richie no dudó en agarrarla y beber un largo trago. Quemaba. Dolía. Pero no le importaba, ya nada importaba. Quería enterrar a ese Richie Tozier del pasado y pisotearlo como sentía que lo habian hecho sus propios amigos al principio. Ahí estaba ahora el nuevo Richie, con sus nuevos amigos, disfrutando de una de las noches más locas de su maldita vida.

my medicine ; reddie (editando)Where stories live. Discover now