Capítulo veintiséis.

2.2K 233 453
                                    


¿Una fiesta del colegio?

— ¡Una fiesta!

Gritaron Bev y Richie dando saltos mientras los demás perdedores los miraban confundidos ante tanta emoción por parte de sus amigos.

— ¿Pero del... Colegio?

— Joder Stan, lo que escuchas, ¿a caso necesitas dinamita para destapar tus oídos de judío?

Stan puso los ojos en blanco, ignorando al bocazas.

— Beep beep, cuatro ojos.

— Una fiesta de invierno, lo mencionaron ayer ¡hay papeles por toda escuela!

— N-no los hemos v-visto.

— Y el ciego soy yo.

— Las fiestas no son lo mío, muchachos, podríamos quedarnos en casa a ver unas películas de terror, no creo que bailar se me de bien.

— ¡Oh, vamos Parva! Lo que tu cuerpo necesita es bailar, conozco a alguien que bailaría contigo, ¿verdad Bev---

Una mano se estampó en la cara de Richie, dejando sus anteojos enormes más abajo de la nariz. Todos rieron ante su cara de fastidio y el sonrojo intenso que cubría el rostro de Ben lo delataba.

Cállate de una vez.

— Pero si es del colegio, Mike y Sandra no van a poder ir.

— Apuesto a que eso te haría feliz, Richie.

Stan le dedicó una sonrisa pícara al bromista del grupo para molestarlo. Se lo debía después de tantas bromas pesadas que recibía por su parte.

— ¿Lo dices por Mike?

Y Richie era tan tonto como siempre.

— Por Sandra, idiota.

— ¡Oh, por ella! Lamento decepcionarte, querido Stan. Está todo arreglado con Sandra, resulta que tenemos más cosas en común de lo que puedes imaginar.

— Claro que no, yo soy mas bonita que tú, Tozier.

Todos se giraron a ver al par de chicos, Sandra se acomodaba los anteojos curvando una sonrisa traviesa en sus labios. Detrás de ella, unos ojos cafés, tan brillantes como las mismas estrellas, se asomaron para mirar al club de amigos.

Café y chocolate. Sus ojos no tardaron en encontrarse y el brillo en ambas miradas aumentó al haber encontrado lo que buscaban.

Beverly miró de reojo a Richie, quien se había quedado embobado mirando a Eddie Kaspbrak, el que por cierto se abrazaba a sí mismo con el brazo sano.

— Pero Richie no es bonita, ni siquiera es una chica, ¿verdad Rich?

Richie se relamió los labios, sin dejar de mirar al castañito. Parecía estar en otra dimensión. Mientras que Kaspbrak tenía la cara roja de la vergüenza, ¿por qué demonios tenía que ser tan obvio?

¿Eh?

— Tú debes decir que sí, tonto.

— Ah... Sí, claro, lo que digan, ¡hola Eddie Espagueti! ¿cómo está tu mamá por lo de anoche? ¿sigue sin poder caminar?

Eddie le enseñó el dedo medio, sonrojado.

— Vaya, esos modales son nuevos.

— Déjalo en paz, acaban de llegar.

my medicine ; reddie (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora