Capítulo cincuenta y cuatro.

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Richie se alejó como dijo que haría. La próxima semana estuvo lo más alejado posible de la mesa de los perdedores en la hora del almuerzo, incluso cuando los veía en los pasillos. Fue difícil, era difícil cuando la mayor parte del tiempo deseaba estar allí con ellos.

Se alejó por completo. No solo de los perdedores. También dejó de sentarse con Freddie, Scott y Charles. Esos niños estúpidamente ricos con los que había comenzado a hablarse. Richie se alejó de su mesa y también trataba de evitarlos en los pasillos. Sabía que ellos cuchicheaban por lo bajo cuando se encontraba lo suficientemente cerca.

Hablaban de él.

Lo sabía.

Intentaron hablar con él, tropezando a propósito junto a Richie en los pasillos después de la segunda clase de la mañana. Sabía que probablemente le hablarían de alguna aburrida fiesta y Richie ya no estaba interesado en eso. Nunca lo había estado en realidad.

Creyó que se acercarían a él para fastidiarlo.

Y tuvo razón.

Intervinieron en el camino de Richie a las afueras de los vestidores, luego de la clase de deporte. Richie estaba caminando hacia la ducha con la toalla sobre su hombro cuando Scott lo tomó del brazo. Charles y Freddie estaban de pie detrás de ellos. Era imposible evitarlos ahora, lo pillaron desprevenido, aún así trató de soltarse. Resignado, no tuvo más remedio que saludarlos de mala manera.

— Muchachos. — Richie rodó los ojos, tratando de esquivarlos.

— Rich, amigo, ¿qué ocurre contigo?

— Has estado actuando extraño. — Interroga.

— No me digas, no lo había notado.

— Amigo, ya. En serio, no has vuelto a ir a ninguna fiesta con nosotros. Charles consiguió más droga.— Los tres rieron al mismo tiempo. Eso habría sido gracioso tal vez en alguna otra situación.— No puedes perderte de eso.

Richie apretó la mandíbula, sus dientes rechinaron. Sus ojos se llenaron de algo que Tozier había estado acumulando todo ese tiempo. Sintió escozor en su estómago, la furia subiendo por su pecho.

— Ya déjame en paz, Scott. No soy tu maldito amigo. De ninguno de ustedes. Pueden irse a la mierda los tres con su maldita droga y sus estúpidas fiestas de imbéciles.

Los tres se quedaron en silencio, mirando a Richie con digna confusión. Scott comenzó a reír primero, luego le siguió Freddie, quien se acercó para darle una palmadita a Richie en la espalda.

— Wow amigo, realmente vas muy drogado. Relájate un poco.

Richie quitó su mano de su espalda casi con agresividad.

— No me toques. No estoy drogado.

Freddie hizo un gesto con su ceja, Richie pensaba que se veía estúpido, luego retrocedió, como si Richie le hubiese golpeado en el rostro.

— ¿Qué carajos?

— Solo déjame en paz, hombre. ¿No me escuchas? ¿realmente necesitas dinamita para tus malditos oídos? joder. Menudo imbécil.

— Vaya, Tozier. ¿Acaso estás siendo el verdadero imbécil que siempre fuiste?

Richie volvió a empujar el brazo de Freddie con fuerza. El tipo volvió a presionar su mano contra su hombro, pero para empujarlo.

— Tú eres un maldito imbécil.

— Mira, solo queremos saber qué diablos pasa contigo.

Charles era un idiota como el resto de ellos, pero parecía mantenerse tranquilo al tratar de apartar a Freddie por el hombro.

my medicine ; reddie (editando)Where stories live. Discover now