Capítulo uno.

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El joven Tozier tiró la primera piedra a la ventana de Eddie Kaspbrak.

Fue un día aburrido para el azabache, sus padres no lo dejaron salir desde la mañana por alguna broma que había hecho el día anterior en la escuela y que se había llevado consigo detención, nada fuera de la rutina en su vida. Eran las 6 pm y había conseguido escapar; la residencia Kaspbrak fue el primer lugar al que se le ocurrió huir. Tenía dos entradas a un concierto de rock, y Eddie fue el primero al que pensó invitar.

¡Pst, Eddie!

Le llamó pero fue inútil, la ventana seguía cerrada y la luz apagada. Era imposible que pudiera escucharle desde ahí. Decidido, trepó por el árbol que estaba junto a la habitación de su amigo, dispuesto a llegar a su terraza y entrar. Al estar ya arriba le dio dos golpes suaves al cristal y se acomodó las gafas mientras esperaba.

Eddie asomó sus cabellos castaños por el vidrio, parecía sorprendido y tenía el cabello revuelto, como si recién despertara de dormir. Sus ojos se abrieron al ver quién había provocado los golpecitos y de un solo manotazo, abrió la ventana.

¿Qué demonios, Richie? ¿no puedes usar la puerta como una persona normal? — Richie sonrió, negando la cabeza con un gesto ególatra.

— Soy demasiado guapo, es mas, mi belleza no es de este planeta, Eduardo, lo que no me hace una persona normal. Hey cascarrabias, ¿quieres hacer algo divertido?

— Eres un idiota, y no puedo salir, no tengo el permiso de mamá.

— Tu madre no se enterará. La tendré muy ocupada con mi-- ¡Auch! — Richie se acariciaba el brazo, lugar donde Eddie le había golpeado.

— Cierra la boca, bocazas, te va a escuchar... ¿A dónde quieres ir a esta hora?

— Un concierto. — Revolvió sus bolsillos en busca de las dos entradas y, al encontrarlas, se las enseñó, sonriendo ampliamente. —Es de rock.

— Por Dios, no. Olvídalo.

Eddie parecía espantado al ver las entradas, el rock no era su género de música favorito después de todo.

¡Oh vamos, te vas a divertir mucho!— Insistió Richie, no se rendiría.

— ¿Sabes lo CERO higiénicos que son esos sitios? Porque si no, puedo enumerarte con mucho gusto una lista completa de todos los aspectos que--.

Conozco el lugar, no es para nada malo, ¡es al aire libre! Y hay comida. Tienes que venir Eds, por favor...

Eddie miró a Richie con una ceja alzada, meditando realmente qué hacer. Aún estaba sorprendido de que fuera Richie a invitarlo a un concierto, ¡a él! ¡Eddie Kaspbrak! Por un momento y en sus más profundos pensamientos, creyó que se trataba de una broma porque, ¿por qué le querría invitar a él a un lugar así teniendo amigos como Beverly o el propio Bill? Ambos (o cualquiera de los otros) diez veces más extrovertidos que él. Richie sin embargo, parecía demasiado convencido.

— Maldición... Está bien, pero espero que el lugar no sea una basura.

— Joder, ¡que has aceptado! Este es el día más feliz de mi vida. Te aseguro que no te vas a arrepentir ni un solo segundo, Eddie espagueti.

— No me llames así, gafotas, y cierra el pico o harás que me arrepienta.

Bien, Espagueto, es ahora o nunca.

Eddie le miró como si se hubiera escapado del loquero.

— ¿Qué dices? ¿ahora, ya? ¿en este instante?

my medicine ; reddie (editando)Where stories live. Discover now