Capitulo treinta y nueve.

988 89 122
                                    

¿Qué están haciendo aquí?

Fue lo que dijo Richie apenas vio entrar a Bev y a Stan a la habitación de Bill. El bocazas se encontraba fumando, apoyado en la ventana. Pequeñas gotitas de lluvia caían por el tejado, mojando la mano de Richie. Naturalmente, él se había escabullido para fumar y a murmurar insultos en voz baja.

¿Qué estás haciendo tú? Veo que jugando al Pacman no.

Eres tan inteligente, Bevs. Notable sarcasmo en su voz. Apagó el cigarrillo y lo tiró en el cesto de basura que tenía Bill en su habitación, pero no cerró la ventana. La dejó abierta para que el olor del tabaco fuera remplazado por el aroma de la lluvia, no quería que su mejor amigo le recriminara por estar fumando en su habitación. Ambos se acercaron cuando Richie se dejó caer en la cama. — Si están aquí para decirme que me pasé con la discusión...

No es eso, Rich.

... Quiero decirles que lo sé y me siento como la mierda por haber... Cielos. Se cubrió el rostro con ambas manos, soltando un suspiro de cansancio. — Es solo que yo... Lo extrañé, realmente lo extrañé y verlo ahí de nuevo me hizo recordar toda esta semana y...

Richie, cállate. Repitió esta vez Stan, con suavidad, muy diferente al tono que normalmente solía usar cuando le hablaba a Richie, que era pura ironía y sarcasmo. Su amigo casi siempre le sacaba de sus casillas, pero ahora le comprendía, pero también comprendía a Eddie (tal vez más a Eddie) y quería que todo pudiera solucionarse de una buena vez. Eran sus mejores amigos, tenía que hacer eso por ellos. — Eres un tonto, en eso tienes razón. Pero no estamos aquí para eso. Queríamos saber cómo estabas. Eres nuestro amigo y aunque no lo creas nos importas, me importas.

Richie abrió la boca para decir algo pero Bev le ganó, riendo con una suavidad casi envidiable.

Oh Stan, eso sonó tan gay.

Pareció leerle la mente a Richie, porque él pensó exactamente lo mismo.

Concuerdo con Bev. Dijo Richie entre risas, apoyando una mano en el hombro de su amigo. — No conocíamos ese lado de ti, ¿desde cuándo me quieres, Stan? ¿quieres que vivamos juntos y adoptemos muchos cachorritos judíos? Tu padre el rabino nos va a casar, será una gran boda... ¡No puedo esperar para pisar copas de vidrio contigo!

Bev soltó una carcajada que casi les deja sordos. Richie le siguió, golpeando el colchón con sus manos en el momento que sus carcajadas eran demasiado fuertes. Desde el piso de abajo, tres chicos se miraban confundidos, sin entender la razón del porqué se estarían riendo, llegando a la conclusión de que estaban medios chiflados. Cierto castañito sonreíabfascinado por cómo sonaba la risa del azabache, risa que por cierto reconoció al instante por encima de todas las demás.

Rían todo lo que quieran. Comenzó Stan, formando una línea con sus labios pero tratando de aguantar la risa, lo que era casi imposible. — Pero es verdad. Eres tan importante para mí como lo eres Eddie, Bev, Bill, Mike y Ben. Tendría esta conversación con ustedes las veces que sean necesarias para poder ayudarlos.

Ambos se quedaron callados observando a Stanley. Sumidos en el más profundo silencio, notaron que el de rizos sonreía.

Gay... Le susurró Richie a Bev.

Y es importante para mí que mis dos mejores amigos no estén peleados como niños estúpidos de dos años solo porque ambos son tan orgullosos que no se atreven a disculparse. Y sobretodo tú. Eddie ya lo hizo, ¿pero y tú, Richie?

my medicine ; reddie (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora