Capítulo dos.

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Los nervios de Eddie estaban a flor de piel mientras más se acercaban al hombre con cara de pocos amigos que vigilaba la entrada. Metió la mano en su riñonera y de forma temblorosa sacó una pequeña cajita de pastillas, la cual a diferencia de las medicinales, esta era rectangular y metálica que sólo guardaba figuritas blancas de menta. Sacó una de estas que rápidamente se llevó a la boca y, pocos segundos después, se la ofreció a Richie

¿Quieres?

— ¿Insinúas que la boca me huele a mierda?

Se burló, pero de todos modos le robó cinco pastillitas, llevándose un regalo por parte del más bajito. Le agradaba su compañía por más gruñón que a veces fuera. Disfrutaba de pasar tiempo con él al igual que con los otros perdedores, pero por alguna razón con Eddie algo era diferente; era el que menos experiencia tenía de los siete y quien menos cosas hacía como las que él. Sentía que quería enseñarle cosas nuevas y sacarlo de su pequeña burbuja, como por ejemplo salir de casa sin permiso de Sonia Kaspbrak, esa era quizás, la primera de muchas veces que lo haría. Además, Eddie era su mejor amigo y estar sin él lo hacía sentir extraño, especialmente sabiendo que lo hacía reír, claro que era con bromas de mal gusto, pero lo hacía.

Quizás después del concierto podemos comer algo. Espero que las heladerías estén abiertas a esa hora.

Richie se percató que estaban a punto de llegar y buscó las entradas en sus bolsillos, dándoselas de inmediato al guardia con cara de sargento mal pagado y esperó. En ese momento, el corazón de Eddie estaba rebotando en su pecho con ganas de salir corriendo, nervioso de que ninguno de los dos pudiese entrar; Kaspbrak se escondió detrás del moreno por temor, quizás más por instinto, pues sabía que al verlo, quien evidentemente aparentaba incluso menos edad que la que tenía, arruinaría el plan al momento en que a ninguno de los dos les permitieran la entrada... O tal vez a Richie sí, pero a Eddie le darían una buena patada en el culo y a volar.
Pero para suerte de los chicos, parece que luego de pensarlo unos segundos el guardia pasa completamente de ellos y finalmente los deja entrar.

— ¡Lo hicimos! ¡estamos adentro! ¿ya no habrán más problemas? ¡OH! ¡siento la adrenalina ahora! ¿esto sientes todo el tiempo al hacer cosas indebidas? Porque debería hacerlas yo también, ¡alucino!

Se siente demasiado rebelde ahora por haber entrado siendo menores de la edad permitida para este tipo de eventos y le gusta esa sensación, si pudiera tan solo saber que hacer algo así era pan comido no se sentiría tan malvado. Sus ojos están mirando todas las luces del escenario y algunas personas por ahí arriba afinando guitarras, las cuales por sus vestuarios parecen ser simples encargados, ¿sería que aún no comienzan? Eddie tenía tantas preguntas que no terminaría de hacerlas nunca, así que prefiere encontrar las respuestas por su propia cuenta. Toma del hombro a Richie, sacudiéndolo levemente para que se fijara en algo, parecían haber personas un poco mayores que ellos pero no lo suficiente, quienes de hecho tenían bebidas alcohólicas en las manos y eso hace sorprender a Eddie, seguramente hasta haciéndolo decepcionar un poco.

— Oye... ¿Es por esto que querías venir? ¿porque venden bebidas sin identificación?

Eddie piensa que para Richie, la mayoría de sus actividades consisten en fiestas y bromas, incluyendo en esto cosas dañinas como lo era el alcohol. Pero esta vez, Richie incluso se sintió algo ofendido al escuchar eso. Se giró a ver a su amigo con el ceño fruncido, alarmado de pensar que Eddie dudase así de él.

— ¿Eh? ¡claro que no, Eds! quise venir a divertirme contigo, ¿de verdad piensas que he venido por el alcohol?  Ni siquiera traje los cigarrillos.

La gente comenzaba a agruparse en la primera fila del  escenario, todos querían estar al frente para ver de más de cerca a esa banda. Eddie entrecerró los ojos al observar a Richie y luego miró de nuevo al grupo de adolescentes que parecían estar pasándola de maravilla con una botella de cerveza, se lo estaba pensando un poco.

my medicine ; reddie (editando)Where stories live. Discover now