Capítulo cincuenta y cinco.

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— Mierda, te ves como...

— Como un muerto en vida, lo sé.

— No, mas bien, estaba por decir que te veías como Frankenstein después de ser arrollado unas cincuenta veces... ¡Pero eso es básicamente lo mismo! ¿verdad?

Richie le sonrió a Sandra. Sus ojos se veían exageradamente pequeños ahora que no tenía sus anteojos puestos. Sandra incluso llegó a pensar que eran graciosos, tan pequeños como los de un niño. Se metió en el espacio personal de su amigo sin siquiera preguntar, subiéndose a la camilla para sentarse en la esquina opuesta de Richie y patear las aburridas sábanas blancas con sus piernas.

— ¿Le dijiste a tus padres lo que pasó?

Recibió un encogimiento de hombros, gesto que dejaba en claro que no lo había hecho (o que no había dado suficientes detalles) y que tal vez ni le importaba mencionarlo. Ni a ellos ni a nadie, probablemente. No era importante de todos modos, Richie sentía que se merecía aquella paliza, tal vez fue por eso que no buscó demasiadas fuerzas para defenderse de sus amigos falsos.

Incluso habría dejado que lo golpeen un poco más.

— No tiene importancia.

Sandra frunció el ceño, preocupada en demasía por el pensamiento ridículo del muchacho. Nadie merecía ser golpeado de esa forma y menos aceptar que se merecía tremenda paliza. Miró a su amigo con tristeza y exasperación desde el otro lado de la camilla.

— ¡Richie, pudo haberte matado quien sea que te haya golpeado!

Richie salió de abajo de las sábanas blancas y limpias de la cama y se sentó sobre ellas, cruzando sus largas piernas por encima. Apoyó una mano sobre su costado y su cuerpo se estremeció por el destello de dolor de las costillas rotas. Lo habían medicado, claro, pero ya comenzaba a aparecer el dolor en pequeñas oleadas. Apretó los dientes, cerró los ojos, su voz sonó mucho más baja de lo que normalmente es.

— No, me lo merecía un poco. Ellos...

— Oh wow, espera. — Sandra apoyó una mano en su hombro y Richie hizo una mueca por el error. Genial, maldita boca de basura.— "¡¿Ellos?!" ¿cuántos eran, Richie? 

Él suspiró. Como si aquello no tuviera la menor importancia de nuevo.

— ¡Solo olvídalo!

— ¿Te dejaste golpear por más de un imbécil?

Dirigió su único ojo bueno, el que no tenía un verdoso y violeta moretón alrededor, hacia Sandra.

A la mierda, ya había abierto la boca, ¿qué más podía esperar?

— Tres.

La fémina pareció completamente angustiada.

— ¡Por una mierda, Tozier!

— Lo sé, causo sensaciones difíciles de entender. — Bromeó, aparentemente divertido por la expresión horrorizado en el rostro de su amiga.

— ¿Al menos vas a decirme quiénes fueron?

La expresión en el rostro de Richie le indicaba que no tendría una respuesta ese día. Sandra observó el ojo morado de Richie, luego dirigió su mirada al vendaje que se asomaba por el cuello de su camiseta. Se veía como si le cruzara por todo el cuello. Ella no lo sabía, pero imaginaba que tenía moretones debajo del vendaje.

— ¿Mejor jugamos algo?

Richie se dio cuenta de la mirada invasiva de su amiga. Por el silencio no era difícil entender que Sandra lo estaba observando con pena, no quería causarla a a nadie, solo quería olvidarse que eso había pasado, o que al menos Sandra se olvidara de eso.

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⏰ Last updated: Aug 26, 2023 ⏰

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my medicine ; reddie (editando)Where stories live. Discover now