Capítulo quince.

2.4K 314 92
                                    

Richie Tozier se quedó un largo rato esperando a la entrada del instituto que Eddie saliera. Cruzado de brazos y sobre la pared, fulminaba con la mirada a cada estudiante que salía y ciertamente lo hacía desesperado. No veía por ningún lado al pequeñito y nunca lo hizo.

El último estudiante salió y eso dejó a Richie cansado. Bufó medio enfadado, pero no con Eddie sino con su acelerado corazón que no dejaba de martillearle en el pecho.
Pensó que habría sido buena idea esperarlo e irse juntos caminando a casa, pero quizás él se fue antes...

- ¡Richie!

Una voz le llamó a sus espaldas. Era demasiado familiar lo que hizo al pelinegro voltear con tranquilidad. Se trataba del mismo Bill Denbrough que ya le alcanzaba mientras sonriente iba sacudiéndole la mano en modo de saludo.

Richie había correspondido haciendo exactamente lo mismo y ensanchó su sonrisa al encontrárselo.

- Tartaja, pensaba que ya te habrías ido, ¿qué haces aquí?

El castaño se encogió de hombros con media mueca sobre los labios. Sus mejillas se habían ruborizado pero muy levemente, era notorio su nerviosismo y eso solo se termina de confirmar cuando sus pálidas manos se aferran a los tirantes de la mochila.

- S-se suponía q-q-que bus-busc-caría a Stanley para irme c-con él. Creo que s-se fue a-an-antes.

A Richie no se le complicó para nada darse cuenta de la tristeza que se había formado en las facciones del ojiazul, y aunque él no lo dijera al aire, era evidente que sentía algo más por Stan y no eran gases. Richie miró al otro lado para buscar con la vista al rizado y de paso buscar a Eddie otra vez, pero no había nada, solo vacío. Incluso el autobús escolar había desaparecido ya y no recuerda si quiera haberle oído arrancar.

- Ese maldito judío...

Pronunció Richie en sarcasmo cuando una idea se le pasó por la cabeza. Sonrió con calma al ocurrírsele la idea de que él y Eddie se habrían ido juntos a casa, lo que de alguna forma alivia la preocupación que ya bombeaba en su pecho.

- ¿Ah?

Preguntó el líder del grupo y perplejo. No tenía idea de qué ocurría y mucho menos sabía el porqué de su insulto.
Tozier rápidamente le miró sonrojado y empezó a carraspear la garganta estirando una sonrisa blanca en la cara; achinaba sus ojos al hacerlo. Los años estaban pasando y Richard Tozier cada vez dejaba más de ser un cuatro ojos cara de rana. Las facciones de él iban de a poco volviéndose más toscas y atractivas, por lo tanto desprendía belleza al momento de hacer cualquier cosa... Si su fama como perdedor no fuera tan abundante y su forma de vestir tan extraña, tal vez sería el sueño de cualquier chica y chico superficial y amante de las apariencias en el colegio.

- Lo siento, lo siento. Es que yo también estoy buscando a Eddie y creo que ambos han decidido irse juntos y abandonarnos.

- Oh.

Musitó Bill. Se veía desanimado.
Volvió a sonreír cuando el pelioscuro le pasó un brazo por el hombro y le obligó a bajar las escaleras con él. Se tambaleaba cual ebrio e iba tarareando canciones de desamor, no disfrutaba de ver triste a ninguno de sus amigos y si animarlos implicaba ser un payaso, lo iba a ser.

Sin embargo, nada es color de rosa. Los dos se frenan en seco cuando un Volkswagen Passat del 73 marrón y medio desgastado de las puertas está detenido frente a la entrada. Quien lo conducía era Sonia Kaspbrak, mujer que ahora miraba su reloj con angustia y esperaba por alguien.
La boca de Richie se secó al suponer que estaría buscando a Eddie.

Si él se había ido con Stanley, era obvio que habría avisado a su madre desde la mañana para que no pasara a buscarlo. Mierda, Richie conocía a Eddie y sabía que lo último que ese chico haría sería preocupar a su madre porque le fastidiaba cuando se ponía irritante con él. Denbrough ladeó la vista a Richie y notó que se veía más pálido que nunca.

my medicine ; reddie (editando)Where stories live. Discover now