5 días [COMPLETA]

CAPÍTULO 1 - Story of my Life

- Alison, baja ya, nos tenemos que ir - dice mi madre impaciente.

- Ya voy, estoy terminando de empacar la ropa.

- Cariño, no te olvides nada y no te tardes, ¿sí? Voy a llamar al chófer y a revisar unas cuantas cosas, te aviso cuando llegue - hace una pequeña pausa -. ¿Me escuchaste?

- Sí, mamá, sí. Ya estoy terminando.

- Bien, no quiero perder el vuelo.

Pongo los ojos en blanco y suspiro profundamente implorando paciencia. Mi madre puede resultar bastante molesta, la verdad. Lleva los últimos veinte minutos diciéndome que baje a llevar las cosas al coche. Lo hago lo más rápido que puedo, ni que fuera Flash.

Agarro los últimos suéteres que hay sobre la cama y los meto un poco apretujados en la maleta, ya no me queda prácticamente espacio. Solo espero que la maleta no sobrepase el peso límite, no me gustaría tener que dejar nada aquí.

Reviso toda la habitación para cerciorarme de que no se me ha olvidado nada y, de repente, veo mi álbum de fotos encima del escritorio. Mi madre deberá de haberlo sacado, a veces puede ser un poco dramática con las despedidas. Lo cojo con cuidado y empiezo a pasar las hojas. Hay tantos recuerdos míos entre estas páginas...

Pasados unos minutos, me detengo en una fotografía en especial. Sonrío con nostalgia y la saco para verla mejor. En ella aparece una Alison de once años con un balón naranja mucho más grande que su propia cabeza y una gran sonrisa en su rostro. Recuerdo que Nana tomó esa fotografía el día en el que jugué mi primer partido de baloncesto, el que hay que decir que ganamos sin mucha dificultad. La verdad es que el baloncesto siempre ha sido mi deporte favorito, desde que mi padre me enseñó a jugar cuando tenía poco más de ocho años. Llevo desde entonces practicándolo, solo espero que haya un equipo en la nueva universidad.

Me quedo un rato observando el resto de fotografías, todos los recuerdos que tengo de esta ciudad. Nací, me crié y siempre he vivido en Nueva York, me está resultando muy complicado despedirme de esta ciudad. Realmente la amo. Llevo en el mismo barrio desde que nací, mis amigos están aquí, la universidad en la que estudio... ¡Toda mi vida! Por otro lado, sé que necesito un cambio radical para poder despejarme y conseguir superar todo lo que pasó durante este último año. Todo ha sido muy... caótico, sobre todo lo relacionado con el tema de mi padre.

Necesito un nuevo comienzo, poder empezar de cero.

- Supongo que lo tendrás todo listo ya, ¿no?

Mierda, mis cosas, se me fue completamente la noción del tiempo. ¿Cuánto tiempo llevo mirando el álbum?

- Venga ya, Alison. No vamos a llegar a tiempo de coger el vuelo.

- Ya voy, mamá - digo agarrando con prisa el mango de la maleta -. Dos segundos y bajo.

Cuando bajo las grandes escaleras que llevan al piso de abajo, me encuentro con mi madre, el chófer y Nana en la puerta. Esta última está sosteniendo un pañuelo sobre sus manos, con los ojos rojos como si llevara un rato llorando.

- Todavía no me creo que te vayas a ir - dice sorbiendo por la nariz y abriendo sus brazos.

Me acerco a ella y le doy un fuerte abrazo, un abrazo de oso como los llama ella.

- La verdad es que yo tampoco me lo creo, va a ser muy extraño no verte todas las mañanas - le doy una sonrisa triste -. Te echaré muchísimo de menos.

- Yo también, cielo - me devuelve la sonrisa y me da un último abrazo, como si no quisiera soltarme nunca ni dejarme ir.

Al no tener hermanos y mis padres trabajar muchas horas, pasé muchos años de mi infancia en casa con Nana, así la llamo yo. Era mi canguro, una empleada que contrataron cuando era pequeña para cuidarme cuando mis padres estuvieran fuera, que era casi siempre. Yo la considero más como una madre no biológica, porque fue ella quien de verdad me crió. Gracias a ella, pude tener una figura materna a quien seguir cuando era pequeña, una que me quiso como si fuera hija suya y una que dudo que me pudiera haber dado más amor. Ahora, como ya soy mayor, trabaja como limpiadora de la casa y es nuestra chef personal.