CAPÍTULO 2 - Changes

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Por la tarde, después de que el avión aterrizara y de coger un taxi, llegamos al campus de la universidad. Es gigante.

Desde el coche en el que vamos se puede ver el gran campo de césped que se extiende por la entrada de este. Tiene flores de todos los colores y tipos y altos árboles que salen del suelo creando sombra para los muchos grupos de alumnos sentados charlando entre ellos.

Seguimos un poco más con el coche hasta llegar a nuestro destino. En cuanto levanto la mirada, veo la gran residencia que tengo enfrente. Posee una fachada blanca con una gran puerta oscura que contrasta a la perfección. La luz entra por grandes ventanas que se extienden por todo el edificio y, en la parte alta de este, hay un escudo con el nombre de la universidad, Cavaloug. Debajo de este, hay una frase en latín: "Nam et ipsa scientia potestas est" ("El conocimiento es poder") de Francis Bacon.

- Esto parece más un hotel que una residencia - digo sorprendida -. Si es así por fuera, no puedo esperar a verla por dentro.

- A ver cariño, para el tipo de personas que asiste a esta universidad, algunos privilegios debe tener, ¿no?

Claro, se me olvidó mencionar que esta no es una universidad cualquiera. Tiene su prestigio ya que, a parte de dar una muy buena educación, es muy exclusiva. No basta con ser muy inteligente y tener muchas matrículas de honor y buenas notas. Tampoco siendo el mejor de tu promoción, se necesita algo más: dinero y poder.

Aquí asistimos los descendientes de los integrantes de la alta sociedad: hijos de presidentes, empresarios muy conocidos e importantes, reyes... No cualquier persona es admitida. La Universidad Cavaloug es la más destacada del país, ya que aquí cursan los futuros gobernadores y líderes de la economía mundial.

En la entrada de la residencia hay una pequeña recepción donde supongo que me dirán cuál es mi habitación y me darán la llave.

- Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarla, señorita? - pregunta el recepcionista.

- Hola, me gustaría saber dónde están las habitaciones y cuál es la mía, la verdad es que acabo de llegar y estoy un poco perdida.

- Bueno, deme sus datos y ya se lo organizo yo todo. ¿Nombre y apellido?

- Alison Davies.

- Señorita Davies, su habitación es la 248 y está en la segunda planta. Si quiere, le podemos acompañar para que llegue más fácilmente.

- Sí, por favor. Seguramente me acabe perdiendo si no, este lugar es inmenso.

- La verdad es que sí. Thomas, ven un segundo, por favor.

Un chico de pelo castaño rizado con uniforme se acerca a nosotros. Parece joven, no mucho mayor que yo.

- Dime, Shawn. ¿Qué necesitas?

- ¿Podrías acompañar a la señorita a su habitación, por favor? - pregunta el chico de la recepción.

- Por supuesto.

El recepcionista me da la llave de mi habitación y un mapa del campus. Luego, llega el momento más complicado, el de despedirme de mi madre.

- Cuídate, cariño - dice acercándose a mí y envolviéndome en un gigantesco abrazo.

- Tú también - se lo devuelvo con la misma fuerza.

- Si necesitas cualquier cosa, no dudes en decírmelo - dice separándose y mirándome fijamente -. Y no te olvides de llamarme todos los días, quiero conocer la vida de mi hija.

- Mamá, ya no tengo trece años, sé cuidarme sola.

- Lo sé amor, es que para mí todavía eres una niña de siete - dice con una triste sonrisa en la cara y con lágrimas acumulándose en sus ojos -. Recuerda que si necesitas cualquier cosa o te arrepientes de haber venido, puedes avisarme y vendré enseguida.

5 días [COMPLETA]Where stories live. Discover now