CAPÍTULO 45 - I miss you, I'm sorry

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Miro hacia atrás de nuevo para encontrarme con Kayla, quien me mira de forma decaída y los ojos un poco llorosos mientras cruza los brazos sobre su pecho. Nunca lo va a admitir y sé que lo va a negar tan solo con insinuarlo, pero le pone muy sentimental que me vaya.

Siempre dice que nunca le han gustado las despedidas y aunque sé que solo son un par de días, yo tampoco quiero separarme de ella. Además, desde la muerte de Camille ha estado mucho más sensible, sobre todo con todo lo relacionado con estar separadas por mucho tiempo. Dice que quiere aprovechar todo el tiempo que pueda conmigo por lo que pueda pasar, pero yo prefiero no pensar en eso; tenemos que ser más positivas. Aunque no voy a mentir, me va a resultar muy extraño no verla a cada segundo del día.

¿Quién hubiera dicho al comienzo del curso que iba a conocer a alguien con quien tuviera una conexión tan fuerte? ¿Quién habría pensado cuando llegué a Cavaloug que mi vida iba a dar un vuelco tan descomunal?

A su lado se encuentra Nathan, quien también decidió venir a acompañarme al aeropuerto antes de que mi vuelo hacia Nueva York partiera. «¿Estás segura de que no quieres que vaya?» me volvió a preguntar en el coche mientras nos dirigíamos hacia aquí. Volví a rechazar su oferta - por millonésima vez - y finalmente parece que se dió por vencido porque afortunadamente, no ha vuelto a nombrarlo.

Tras una profunda respiración, devuelvo mi vista hacia el frente para embarcarme en el vuelo que me dirigiría a la gran manzana, a una de las ciudades más icónicas del mundo, al lugar donde viví mi infancia y el lugar en el que destruí toda mi vida, todo por una simple - o bueno, no tan simple - acción. Una acción que vivirá conmigo por el resto de mi existencia y por la que estoy pagando las consecuencias gracias al misterioso asesino.

«A las once y media me parece perfecto. Tengo muchas ganas de volver a vernos después de tanto tiempo». Mi mano se desplaza inconscientemente a mi cara nada más leer el mensaje para poder masajear mis sienes, pasando luego por el resto de mi rostro. Mierda, ¿debería haber rechazado su invitación? ¿Debería haber ignorado su mensaje aquel día cuando me propuso vernos algún día cuando estuviera en la ciudad? Al analizarlo de nuevo, creo que debería haberla rechazado, pero ahora no hay nada que pueda hacer.

Mañana será el funeral de mi padre, donde tendré que dar el dichoso discurso - que, por cierto, aún tengo que volver a revisar esta noche -. Iremos al cementerio solo algunos miembros y amigos de la familia - un evento más íntimo y familiar al que esperemos que no asista también la prensa - y allí conmemoraremos el aniversario del fallecimiento de mi padre.

El día siguiente es en el que me reuniré con Julie en la cafetería. Supuestamente solo vamos a charlar un rato y a "ponernos al día", pero la verdad es que no sé qué esperarme de este encuentro; no sé qué puede haber pasado en este último año ni las cosas que puede haber descubierto.

Entonces, ¿para qué coño aceptaste?

Todo el mundo sabe que voy a estar en la ciudad durante estos días por el funeral y ya he estado alargando este encuentro por demasiado tiempo. Pude escabullirme cuando vine a Nueva York por Acción de Gracias, pero si sigo así, puede empezar a sospechar que me pasa algo, y eso es lo que menos quiero.

Pero toda esta ciudad me recuerda a él: cada restaurante en el que comimos, cada club en el que bailamos, cada parque por el que paseamos y hablamos de la vida... Sin embargo, quien más recuerdos evoca es ella.

El sonido de la megafonía del aeropuerto anunciando que mi vuelo saldrá dentro de poco me devuelve a la realidad. Agarro mi maleta con más fuerza y retomo mi camino hacia la puerta de embarque; no me queda otra que rogar porque todo salga bien.

❀❀❀

Pienso que cada lugar tiene su propio aroma inconfundible, un olor que nada más entrar a este, te recuerda a todas las anteriores veces que has estado en él. No lo notamos cuando todos los días vamos al mismo sitio, pero si pasa un periodo de tiempo sin visitarlo, en cuanto volvemos nos invade una nube de recuerdos que devuelve todas esas memorias al instante y hace que nos sintamos en casa. Y eso fue lo que me sucedió nada más poner un pie en la casa de mis padres.

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