CAPÍTULO 21 - La Curiosidad

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Hoy volvemos a clase, puesto que ya han acabado las vacaciones de Acción de Gracias. Aunque fuera una semana entera, me ha parecido demasiado corta, quizás por estar de nuevo en casa o por pasar todo este tiempo con Nathan, no lo sé. El caso es que necesito otras vacaciones de nuevo, estas fueron demasiado cortas y todavía no me he hecho a la idea de que tengo que volver a clase.

El sonido de la odiosa alarma - que va a acabar dándome jaqueca - me despierta y gruño en respuesta. Lo peor no es tener que asistir de nuevo a clases ni tener que hacer tantas tareas, lo peor es tener que despertarme tan temprano. Lo odio con toda mi alma.

Nunca he entendido la necesidad de tener que levantarte a las siete de la mañana, ¿no puede empezar un poco más tarde y terminar también más tarde? No, tenemos que dormirnos por los pasillos o caminar como sonámbulos.

Tras por fin levantarme y prepararme, voy a desayunar con Kayla a la cafetería y luego me dirijo al aula, donde tendré mi primera clase. Al llegar, me encuentro a Nathan en uno de los asientos del centro y me acerco a él de bastante buen humor. Afortunadamente, el café que me tomé antes consiguió despertarme.

No lo he visto desde que volvimos del viaje - desde hace unos dos días - y la verdad es que ya tengo ganas de volver a estar con él. No me ha llamado ni escrito en estos días, pero tampoco me extraña mucho; seguramente tenga muchas tareas y trabajos con los que ponerse al día. Y hablando de trabajos, deberíamos ponernos las pilas con ese trabajo de crear tu propia empresa, no falta mucho tiempo para tener que exponerlo.

Lo saludo con un corto beso y me siento junto a él, como suelo hacer en prácticamente todas las clases en las que estamos juntos. Hoy Nathan parece más dormido y distraído que de costumbre, como si anoche no hubiera dormido bien por haberse acostado tarde y encima ahora estuviera metido por completo en sus pensamientos. Se ve tan absorto en ellos que ni siquiera parece oírme cuando me siento a su lado y lo saludo, aunque a los pocos segundos reacciona y vuelve a la realidad.

Es normal que siendo hoy el primer día después de las vacaciones esté bastante cansado, pero parece incluso nervioso y ansioso por algo. ¿Serán los exámenes? ¿Llevará mal alguna asignatura? No lo sé.

- ¿Te pasa algo? - le pregunto sin poder aguantar más la incertidumbre y bastante preocupada por él.

- No, estoy bien.

- Lo dudo, parece que te tomaste cinco cafés por lo nervioso que estás pero a la vez sigues dormido. ¿Qué te ocurre? - insisto de nuevo.

- No es nada, estoy bien - repite en un tono más serio y brusco -. Son solo las tareas y la vuelta a la universidad.

Lo miro durante unos segundos fijamente y, aunque no me convenza para nada su respuesta, decido dejarlo pasar y no preguntarle más. Además, debo atender a la lección, ponerme las pilas y aprovechar al máximo las clases este último mes antes de las vacaciones de Navidad, tengo que sacar buenas notas en esta evaluación.

Después de esta clase, agarro mis cosas y me dirijo a la siguiente, donde encuentro a Emma y Lisa sentadas juntas, hablando animadamente y muy emocionadas la una con la otra, como si estuvieran contándose un notición.

- ¡Hola, hola! - las saludo alegremente al sentarme en una silla junto a ellas. Sin embargo, parecen no escucharme y siguen hablando, inmersas en su conversación -. ¿De qué habláis? - les pregunto a continuación.

- Hola, Alison, de la fiesta de esta noche que celebran en un club de aquí cerca - me responde Lisa con una amplia sonrisa -. ¿Vosotras vais a ir? - nos pregunta a continuación con curiosidad.

- ¡Por supuesto! - exclama la pelinegra -. No me la perdería por nada del mundo.

- Es que esta fiesta es una tradición, se hace prácticamente todos los años - añade Lisa -. Es imposible perdérsela.

5 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora