CAPÍTULO 4 - Don't Stop The Music

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- Kayla, recuerdas que mañana hay clase, ¿no?

- Por favor, es sólo una noche - suplica intentando dar pena con su cara.

- Está bien, voy.

- ¡Sí! Vamos, hay que empezar a vestirse ya.

Nos pasamos la siguiente media hora preparándonos para salir.

- Wow, ¡vas realmente hermosa! - me dice mi amiga mientras mira con los ojos bien abiertos mi atuendo.

Me miro en el espejo, la verdad es que voy muy bien. El cabello castaño me cae en ondas perfectas por la espalda y mi suave maquillaje me luce extraordinario. El color de mi sombra de ojos conjunta con mi pintalabios y mi vestido color rojo vino que se ajusta perfectamente a mis curvas.

- ¿Te has mirado al espejo? ¡Tú pareces una diosa!

Ella prefirió usar un vestido negro ajustado y alisarse el pelo. Va realmente hermosa.

- ¿Tú crees?- me pregunta mirándose también en el espejo y retocándose el vestido.

- ¡Por supuesto! Desde que entres en la fiesta, todos se van a fijar en ti.

- ¿Qué dices? Si tú vas a robarles los chicos a todas esta noche - dice riéndose.

- La verdad es que no me apetece tener una relación ahora mismo. Acabo de llegar y...

- ¿Quién ha dicho algo de una relación? Te puedes divertir con un chico sin tener que casarte luego con él, eh - dice enganchando su brazo con el mío y agarrando su bolso -. Además, yo lo que creo es que ya le echaste el ojo a uno - levanta y baja las cejas con una maliciosa sonrisa en el rostro.

- ¡Eso no es verdad!

- ¿Y el chico de clase? - me pregunta levantando las cejas, sabiendo que tiene toda la razón.

- Como tú digas - ruedo los ojos.

Cuando estamos finalmente preparadas, salimos de la residencia y nos dirigimos a la fiesta. Kayla decidió pedir un taxi, es mejor no conducir con varias copas de más. El trayecto en el coche se me hace bastante corto, estoy muy emocionada. Desde que me fui de Nueva York no he podido salir de fiesta. Sin embargo, esto no se lo voy a admitir a Kayla.

Después de un rato en el taxi llegamos a la fiesta, es en una mansión fuera de Cavaloug. Supongo que lo habrán alquilado algunos estudiantes para dar la fiesta. Es una casa bastante grande, tiene un gran jardín con piscina donde se encuentran muchos grupos de estudiantes amontonados.

Intentamos entrar en la casa, pero hay tanta gente que no se puede ni pasar. Cuando logramos entrar, Kayla se dirige a un chico moreno que supongo que será el anfitrión de la fiesta.

- ¡Evan, por fin te encuentro! - le dice dándole un cálido abrazo.

- ¡Kayla! ¿Qué tal estás hermanita?

¿Hermanita? Esto no me lo esperaba.

Me quedo mirándolos con cara extrañada.

- Alison, este es mi hermano Evan. ¿Recuerdas que te dije que tengo dos hermanos? Bueno, pues este es el mediano. Evan - dice hablándole ahora al chico -, esta es mi compañera de habitación.

- Encantado - me dice dándome la mano -. Si algún día ves que no puedes aguantarla más - señala a su hermana con la cabeza -, que sepas que nos pasa a todos. No me extrañaría que te arrepintieras de haber compartido el apartamento con ella.

- ¡Ey! - suelta Kayla dándole un codazo.

- Si necesitan cualquier cosa - vuelve a hablar Evan -, avísenme, estaré por aquí. Disfruten de la fiesta de bienvenida.

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